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“Yo me siento como una víctima”: bordador colombiano de los papas

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Por Claudia Palacios

@ClaudiaPCNN

Luis Abel Delgado, un sastre al que reconocen como el mejor muchos de sus clientes –especialmente militares–, fue el blanco esta semana de la incredulidad de un sector de la opinión pública, tras un informe de Noticias Caracol que evidenció que, al menos  oficialmente, Luis Abel no ha trabajado para los pontífices. Su tono de voz inseguro, sus repuestas parcas y confusas y su tendencia a no mirar a los ojos del interlocutor pueden tener varias interpretaciones. Tras una conversación telefónica, que a continuación transcribo, no puedo decir si el señor Delgado es tímido o simplemente miente.

Archivo: Internet

Archivo: Internet

Claudia Palacios: ¿Cómo le ha caído el manto de duda sobre su relación con el papa por la nota que sacó el Canal Caracol en la que evidencian que usted no es el sastre de él?

Luis Abel Delgado: Duro, porque están hablando cosas, y la realidad es que los trabajos que le he hecho al papa son reales.

Claudia Palacios: ¿Está triste?

Luis Abel Delgado: No, estoy tranquilo porque yo he dicho la verdad y la verdad está por encima de todo.

Claudia Palacios: ¿Usted va a hacer algo para tratar de comprobar que sí desayunó con el papa o va a dejar la cosa así?

Luis Abel Delgado: Claro, mandar una carta que llegará en un mes.

Claudia Palacios: O sea, ¿del Vaticano le van a mandar una carta que certifique que usted desayunó con el papa?

Luis Abel Delgado: No tanto del desayuno, sino de los trabajos que he hecho para él.

Claudia Palacios: ¿Cómo empezó la relación con el papa Benedicto XVI, por qué terminaron invitándolo a usted a desayunar con él, por qué se hicieron amigos?

Luis Abel Delgado: Por los mismos trabajos que le he realizado. Hace cinco años que lo conocí.

Claudia Palacios: ¿Usted ya se había reunido personalmente con él, los dos solos, en alguna otra ocasión o este desayuno fue la primera vez?

Luis Abel Delgado: Ya varias veces.

Claudia Palacios: ¿Cuántas?

Luis Abel Delgado: En cinco años, por ahí unas cuatro veces personalmente.

Claudia Palacios: ¿Y cómo han sido? ¿Siempre desayunos?

Luis Abel Delgado: Tanto personales como en las audiencias.

Claudia Palacios: ¿A usted por qué se le ocurrió la idea de llevar un queso para hacer empanadas allá durante su visita al papa?

Luis Abel Delgado: Siempre que he ido al vaticano le he traído.

Claudia Palacios: ¿Empanadas?

Luis Abel Delgado: No, pandebonos, que los he traído de Colombia. Las empanadas se hacen acá.

Claudia Palacios: ¿Y usted las hace ahí en la cocina del papa?

Luis Abel Delgado: Sí. Como es una cosa muy sencilla, pues se hacen acá.

Claudia Palacios: ¿Y el papa qué hace entre tanto, está al lado suyo conversando o qué sucede?

Luis Abel Delgado: Sí, hemos conversado muchas veces.

Claudia Palacios: ¿Y, por ejemplo, en esta última reunión de qué hablaron?

Es algo personal, no puedo decir de qué hablamos. Es personal.

C.P.: ¿Y cuándo recibió la invitación para ir a ver al papa Benedicto?

L.A.D.: Yo tenía un permiso hacía días.

C.P.: ¿Quién le da ese permiso, don Luis?

L.A.D.: A mí ya me lo había dado la Casa Pontificia y otros que dan los encargados de donde está el papa.

C.P.: ¿Pero usted fue el que pidió reunirse con el papa o el papa lo mandó a llamar a usted?

L.A.D.: Yo había solicitado el permiso.

C.P.: ¿A quién específicamente se lo había solicitado?

L.A.D.: A la Casa Pontificia.

C.P.: ¿Ellos entregan un papel en el que le dicen “sí, el papa aceptó su invitación y puede venir en tal fecha”, o cómo funciona?

L.A.D.: Claro, ellos debaten, y entre todos pues dan el aval.

C.P.: ¿Ese viaje se lo paga el Vaticano o amigos suyos?

L.A.D.: A veces me ha ayudado el Vaticano y a veces personas de bien.

C.P.: ¿Usted conoce al sastre del papa?

L.A.D.: Lo he visto, pero no he hablado con él.

C.P.: ¿Al papa también le bordan otras personas a parte de usted y el sastre oficial?

L.A.D.: También unas religiosas.

C.P.: ¿En qué idioma hablan con el papa?

L.A.D.: En español

C.P.: ¿El español del papa qué tal está?

L.A.D.: El habla español bien.

C.P.: ¿Usted es muy católico?

L.A.D.: Muy católico soy.

C.P.: ¿Cuando ha estado con el papa, como en el desayuno de ayer, rezan?

L.A.D.: Siempre hemos estado rezando.

C.P.: ¿Qué rezan?

L.A.D.: El rosario u otras oraciones.

C.P.: ¿El hecho de haber trabajado para los papas lo ha vuelto a usted más religioso o siempre ha sido religioso?

L.A.D.: Siempre he sido así, religioso.

C.P.: ¿Y va a misa todos los días o reza el rosario todos los días?

L.A.D.: A misa, los domingo o cuando puedo; y el rosario, todos los días.

C.P.: El informe del Canal Caracol muestra que Guido Marini, que es el encargado de ceremonias pontificias, quien administra el armario del papa, no lo conoce a usted. ¿Uno se pregunta cómo quien le lleva el armario al papa no conoce a quien le ha hecho varios de sus bordados y ornamentos?

L.A.D.: No sé por qué lo dirá, pero como te digo, el papa Francisco, que es una persona sencilla, tiene ornamentos que no los maneja directamente el que le maneja el armario, justamente por su sencillez. Y, además, él tiene ornamentos desde que era obispo, que los repite y no los mantiene en la Sacristía.

C.P.: ¿Entonces usted no conoce a monseñor Marini, que le maneja el armario?

L.A.D.: No, no lo conozco. Conozco los monjes que le han ayudado al papa Benedicto, que son otros diferentes.

C.P.: Y al padre Lombardi, el portavoz del papa, ¿lo conoce?

L.A.D.: Lo he visto de cerquita, pero nunca he hablado con él.

Luis Abel 2C.P.: ¿A quién le ha hecho más bordados: al papa Francisco o al papa Benedicto?

L.A.D.: Al papa Benedicto, que es el que más usa ornamentos.

C.P.: ¿Y él le encarga el tipo de ornamentos que quiere?

L.A.D.: No, porque son ornamentos para las ocasiones litúrgicas, que ya tienen un diseño.

C.P.: ¿Cuál es la diferencia?

L.A.D.: La diferencia es que los ornamentos del papa Benedicto tienen aplicaciones y se usan pedrerías y todo; pero con el papa Francisco no, porque él es muy sencillo.

C.P.: ¿Y quién le paga?

L.A.D.: Eso sí es secreto de Estado. No puedo revelar esa información.

C.P.: ¿Siempre le pagan?

L.A.D.: A veces hay sacerdotes o personas allegadas al papa que le han querido regalar y me los encargan y los pagan. Y yo también le he regalo banderas.

C.P.: ¿Quedaron en verse de nuevo con el papa Benedicto?

L.A.D.: Siempre lo visitaré cada vez que venga al Vaticano, y al papa Francisco también.

C.P.: ¿Va a volver al Vaticano para la canonización de Juan Pablo II?

L.A.D.: Si Dios quiere, sí.

C.P.: ¿Y en este momento tiene encargos para hacerle más ornamentos a alguno de los dos papas?

L.A.D.: Sí, para el papa Francisco.

C.P.: ¿Cuáles?

L.A.D.: Para la canonización.

C.P.: ¿Y qué ornamento es?

L.A.D.: Un casulla y una mitra.

C.P.: ¿Don Luis, hace cuánto vive en Cali?

L.A.D.: Más de 20 años

C.P.: ¿Por qué se fue de Nariño a Cali?

L.A.D.: Pues, por qué razón no te puedo decir. Cambio de vida y uno tiene que salir de su tierra.

C.P.: ¿Cuándo empezó a trabajar con el Ejército, en Cali o en Nariño?

L.A.D.: En Cali.

C.P.: ¿Ya era sastre?

L.A.D.: Sí. Desde pequeño yo aprendí.

C.P.: ¿Y cómo es que usted empieza a trabajar para presidentes?

L.A.D.: La primera fue a Pinochet, luego a Gaviria y luego a muchos presidentes.

C.P.: ¿Cómo fue que terminó haciéndole una banda a Pinochet?

L.A.D.: Por algunas personas que conocían mi trabajo, les gustó y le mandaron a hacer una banda.

C.P.: ¿Y a qué otros presidentes no colombianos les ha trabajado?

L.A.D.: De México, Ecuador, Perú, Chile.

C.P.: ¿Pero a cuáles?

L.A.D.: Le hice a Fujimori, al que está ahora en el Ecuador.

C.P.: ¿A Correa?

L.A.D.: Sí.

C.P.: ¿Y los conoce?

L.A.D.: A algunos. A Correa lo conocí en una ocasión, pero la banda me la mandaron a hacer a través de la familia.

C.P: ¿Cuándo va  a poner una foto del papa Francisco en su página web?

L.A.D.: Cuándo vuelva a Cali la puedo poner.

C.P.: ¿Cuándo va a ser eso?

L.A.D.: La próxima semana.

C.P.: Y usted cómo vive en Cali, don Luis? ¿Lleva una vida tan reservada como la de un papa?

L.A.D.: No, no vivo como un papa, vivo con mi familia.

C.P.: ¿Alguien de su familia le heredó el talento para coser?

L.A.D.: No, ninguno.

C.P.: ¿A qué se dedican sus hijos?

L.A.D.: No tengo hijos. Mi hijo murió, y la mamá también. Vivo con unos sobrinos.

C.P.: Disculpe que me meta en su vida, pero entenderá que su historia suscita interés por la polémica que ha envuelto su relación con el papa. ¿Cómo perdió a su familia?

L.A.D.: No le puedo decir, porque son cosas que no quiero recordar en este momento.

C.P.: ¿Usted siente que, como decimos en Colombia, todo lo del pobre es robado?

L.A.D.: Sí, yo me siento como una víctima. Sí. Que todo lo del pobre es robado.

C.P.: Entonces para curarse en salud va a mostrar una carta donde certifiquen ese desayuno…

L.A.D.: Sí, cuando me llegue, con gusto.

C.P.: ¿Pero usted ya la pidió?

L.A.D.: Yo no la pedí, me la ofrecieron.

C.P.: ¿De la Casa Pontificia?

L.A.D.: Sí, algo así.

C.P.: No le entiendo…

L.A.D.: Me la ofrecieron unos sacerdotes que son allegados a la Casa Pontificia.


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