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“En el Valle tenemos que cambiar la manera como elegimos a nuestros gobernantes”: Maiguashca

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Por Claudia Palacios

@ClaudiaPCNN

Solo tuve quince minutos con ella. Yo llegué tarde a la cita, y ella, con la distancia que seguramente está marcada por su herencia indígena y la franqueza de las mujeres caleñas, me anunció su sistema de trabajo: cuando sonara el timbre, la entrevista habría terminado. El timbre, que no sé si lo tocó su secretaria o estaba activado por temporizador, sonó cuando apenas empezaba a preguntarle por sus años en Cali.  Esta fue mi breve conversación con Ana Fernanda Maiguashca, la segunda mujer en integrar la Junta del Banco de la República y uno de los miembros más jóvenes de la historia de ese selecto grupo.

Ana Fernanda Maiguashca

Claudia Palacios: ¿Con qué se ha encontrado en el nuevo cargo? ¿Alguna sorpresa?

Ana Fernanda Maiguashca: No. Mejor dicho, uno nunca sabe bien cómo es estar sentado en esta silla hasta que no está sentado en ella. Pero en términos generales, esto es una rutina que yo conocía bien. Trabajé acá hace muchos años.

Claudia Palacios: Hábleme de uno de los principales retos. La tasa de interés…

Ana Fernanda Maiguashca: Yo creo que en términos de política monetaria, en este momento la complejidad está en ver cuál es el espacio que hay para lograr que el producto crezca en su nivel potencial en tanto que tengamos espacio en términos de inflación. Las expectativas de inflación en este momento continúan bajas, y en ese sentido le diría que hay cosas que están pasando en términos de cómo va creciendo el producto. Pero como siempre, esto es complejo porque es actuar hoy para cosas que van a tener su efecto en un trimestre, en un año.

C. P.: ¿Pero existe una varita mágica o nos tenemos que concientizar de que esa tasa no va a mejorar por más medidas que ustedes tomen?

A. F. M.: Infortunadamente, varitas mágicas no hay en nada en la vida. Hay cosas que se pueden hacer y que probablemente tengan algún impacto, digamos, en el corto plazo. Pero pensar que hay algún remedio o alguna fórmula mágica que contrarreste la depreciación del tipo de cambio cuando su nivel, o lo que nosotros llamamos los fundamentales, la llevan a otro lado es muy difícil.

Los precios de lo que nosotros vendemos vs. lo que nosotros compramos le hace pensar a uno que probablemente un tipo de cambio deba quedarse más por los lados en los que ha estado, incluso un poco más arriba, pero no por ninguna varita mágica.

C. P.: Y en términos de tasa de interés, ¿no entiendo por qué ustedes bajan la tasa y los bancos la suben?

A. F. M.: No la suben. En la vida real digamos que uno ve que sí se ha transmitido la política monetaria y las tasas de interés han bajado, y las únicas tasas que en realidad no han respondido –o que no han respondido a la velocidad de otros momentos– han sido las de las tarjetas de crédito.

Pero incluso en ese mundo hay una discusión, porque es distinto si tú tenías una tarjeta de crédito y te están cobrando más, a que una persona que nunca tuvo tarjeta de crédito y le dan por primera vez una tarjeta de crédito; esa tasa de interés es alta. Son cosas muy distintas: la segunda persona seguramente es más riesgosa porque no tiene historia con el banco, etc., y ese nivel de riesgo se ve reflejado en el precio. Entonces, no es muy fácil tampoco saltar a conclusiones y decir “es que los bancos no están bajando las tasas de interés”.

Hubo algún rezago en términos reales, que ya es otro negocio y es que los bancos venían bajando, pero la inflación venía bajando más rápidamente y eso dificulta la transmisión de la tasa de interés real, porque es como si uno de alguna forma se estuviera mordiendo la cola.

C. P.: Por este tema y también con el de la tasa de cambio, uno se pregunta si no estamos excesivamente globalizados.

Ana Fernanda MaiguashcaA. F. M.: Eso es como si uno dice: “Es que las redes sociales son un problema”. Podrán ser un problema pero es lo que hay. Entonces, hablar de que estamos excesivamente globalizados me parece un juicio de valor frente a una cosa que en el mundo hoy tiene unos costos o dificultades, o complejidades de manejo, pero tiene un montón de beneficios. Estoy segura de que hoy día hay gente que está en la capacidad de comprarles zapatos a sus hijos, porque estamos excesivamente globalizados.

C. P.: ¿Cuáles son esos otros beneficios, como para contrastarlos con la gente que está viendo los perjuicios?

A. F. M.: Hay una gran cantidad de bienes y servicios que hoy día se pueden importar a muy bajos costos. Eso sí probablemente afecta las industrias. Pero eso quiere decir que señoras que antes no podían comprar determinados productos hoy en día los pueden comprar. Eso abarata un montón los elementos que la gente consume y diversifica las cosas que uno puede escoger. Cuando era chiquita a uno le tocaba ir a San Andrés a antojarse de cosas que sencillamente no se conseguían.

C. P.: Un tema en el que usted es experta es en mercado de valores. Después de lo que paso en Interbolsa, ¿hacia dónde va este mercado?

A. F. M.: La gente se ha centrado mucho en lo malo que pasó y eso tuvo unas consecuencias que hay que ver al final del día, con las conclusiones que las autoridades han sacado al respecto. Pero en realidad lo que ocurrió es que la comisionista más grande de Colombia se quebró, y el mercado de capitales colombiano no tuvo un impacto sistémico de esa quiebra. No tuvimos ninguna otra firma que quebrara, no tuvimos una interrupción sustancial dentro del funcionamiento del mercado. Esa es una historia de éxito en términos de cómo contener una crisis sistémica.

Ahora bien, hay temas claramente de cómo se administra y se maneja el riesgo, que hay que estudiar, pero yo creo que es importante tener siempre en cuenta que si se comprueba que hubo elementos dolosos en todo lo que ocurrió en el caso de Interbolsa,  no estamos hablando de una conducta del mercado de valores, estamos hablando de cosas que exceden este mundo.

Yo creo que hay que esperar a ver cuál es el resultado de las investigaciones en términos de mercados de capitales. Lo que yo entiendo es que se están preparando medidas. Como siempre, lo que se haga es bueno. Pero lo cierto es que no hay ninguna regulación o ninguna supervisión  que sea capaz de prevenir la violación de una norma.

C. P.: ¿Aquí ni en ningún país del mundo?

A. F. M.: Perdón por lo que voy a decir pero hay crímenes que no se previenen, se castigan, porque no puedes acusar a alguien de que tiene malas intenciones. Lo que puedes tener es una regulación que trate de que ante esas cosas los daños se reparen.

C. P.: ¿Vamos a ver más la llegada de jugadores extranjeros como los peruanos, que compraron Correbal?

A. F. M.: Yo creo que vienen varios extranjeros, y aspiraría a que se pernee un poco el mercado colombiano hacia unos modelos de especialización como los que tiene Chile. Ya tenemos jugadores que están operando en ese esquema y yo creo que eso podría permitir que se amplíe un poco el espectro de lo que es el mercado colombiano, donde yo veo que hay dos elementos fundamentales en los que todavía nos queda un trecho muy importante por recorrer.

Este es un mercado de capitales donde se ponderan algunos pero no el típico sector productivo colombiano, que son empresas medianas y pequeñas que probablemente no tienen altísimos estándares de gobierno corporativo. Es muy posible que ellas no estén listas para ir al mercado público de valores, y parte del trabajo que venía haciendo con mi otra camiseta –y que hoy en día es para dársela al Ministerio de Hacienda– es buscar unas reglas del juego para que esas empresas encuentren un tipo de mercado donde ellas puedan acceder a buscar financiación. Y pues que digamos que los papeles que ellos emitan o coloquen queden en manos de agentes que puedan administrar ese riesgo que es mayor, y que probablemente no sea un papel que yo quiera que mi tía tenga para sus ahorros de vejez. Eso por el lado de lo que yo denomino la oferta.

Por el lado de la demanda también veníamos trabajando y  yo espero que salga pronto un cambio también regulatorio en cuanto a los vehículos de inversión colectivos, las llamadas carteras colectivas, que van a pasar a llamarse fondos de inversión colectiva. También es otra forma de llegarle a esa gente que probablemente tiene sus ahorros y el apetito de no tener todos sus recursos en una cuenta de ahorros y que probablemente no le rinde nada. Pero no hemos logrado hacer esa explosión de democratización de esos vehículos. Aquí típicamente la gente compra la acción solita y por razones que no necesariamente tienen que ver con un análisis financiero.

C. P.: Ahora que usted habla del bajo rendimiento del dinero que la gente deposita en los bancos, uno como usuario de un banco se pregunta  si no se necesitan más regulaciones de los bancos, si los bancos no se aprovechan mucho de los clientes.

A. F. M.: Yo personalmente no creo mucho en las regulaciones en las que uno prohíbe, exige, etc. Normalmente tiene efectos contrarios a los que uno espera. Yo sí creo que hay elementos de competencia  que deben jugar un papel, porque la inclusión financiera en Colombia, la real, la efectiva, es muy bajita.  Sí creo que hay cosas por hacer no necesariamente en regulación de tarifas, sino en la forma en que uno incentive para que se genere una mejor oferta.

Ana Fernanda Maiguashca

C. P.: Usted viene del Valle del Cauca. ¿Qué le queda de vallecaucana y cuál es su diagnóstico del departamento?

A. F. M.: ¿Que me queda de vallecaucana? ¡Todo! Yo sigo siendo caleña. Voy cada que puedo. Me hace mucha falta. Vivo acá en Bogotá porque lo que hago no lo puedo hacer allá. Veo una mejora sustancial en los indicadores de la región, veo a Cali sobre todo moviéndose en la dirección correcta  y, clarísimamente, veo lo que puede ser el impacto del gobierno local en el desarrollo de la región. Si Cali continúa en esta senda  sí podríamos volver a ser lo que fue cuando yo era chiquita y que se genere un polo de desarrollo.

Cali es una ironía. El Valle del Cauca en general es una ironía: un departamento con semejante grado de fertilidad, acceso al puerto etc… No tiene mucho sentido que no haya tenido un nivel de desarrollo mucho más alto del que tenemos.

C. P.: ¿Y si tuviera que tomar algunas medidas o dar algunas recomendaciones cuáles serían?

A. F. M.: La manera en que elegimos nuestros gobiernos locales, no hay nada que hacer. Creo que Bogotá es ejemplo de ello, Medellín es ejemplo de ello, Barranquilla es ejemplo de ello. Tenemos que persistir en la responsabilidad con la que elegimos nuestros mandatarios, y que los caleños también sepamos que más y más caleños tiene que estar dispuestos a ingresar al servicio público local porque de eso depende en realidad.


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