En Colombia solemos carecer de cifras, por eso sorprende que una institución con tan pocos recursos como la Personería lleve las cuentas de todo: pandillas, reclutamiento, denuncias de salud, escasez de agua, etc. El responsable es Andrés Santamaría, un funcionario que además de asumir la labor para Cali, preside la Federación Nacional de Personeros. Tras conversar con él, me pregunto qué será lo que sí hacemos bien.
Claudia Palacios: Usted tiene estadísticas para todo, y las tiene actualizadas, ¿cómo hace en un país donde eso parece muy difícil lograrse?
Andrés Santamaría: Las estadísticas nos permiten hacer lecturas oportunas para poder tomar medidas y prevenir. En Colombia hay una gran oposición a que las estadísticas sean públicas, porque los funcionarios creen que eso sirve para criticar o para cuestionar su gestión. En otras partes es una información actualizada y pública. Cuando nosotros revelamos información, algunos funcionarios nos critican por hacerlo. Con las cifras uno logra entender no solo la queja individual sino el fenómeno de una manera más integral.
Claudia Palacios: De las cifras que usted tiene, ¿cuál cree que es la problemática social que más afecta a Cali?
Andrés Santamaría: La desigualdad social. Cali creció en medio de la desigualdad. Los años picos de crecimiento se dieron especialmente por desplazamiento, y la mayoría de la población en situación de desplazamiento es gente pobre. Lo que hizo Cali fue arraigar nichos donde ellos se ubicaban, en una ciudad que no los integraba. La confrontación del conflicto se ha dado en el Pacífico, y Cali es el centro de la región. Muchos de los jóvenes que participan en la violencia de la ciudad tienen ese origen. Cali pensó que su población desplazada regresaría a su origen y eso no ocurrió.
Claudia Palacios: ¿Cómo está Cali en materia de recepción de desplazamiento?
Andrés Santamaría: Cali es la segunda ciudad receptora en el país, después de Bogotá.
Claudia Palacios: ¿Cali tiene una política para atender a esa población?
Andrés Santamaría: No. En este momento ni siquiera ha contratado las ayudas humanitarias para atender a la población desplazada. La cifra para atenderlos es irrisoria y ridícula, creo que no supera los $1.200 millones. Esta es la consecuencia de la falta de reconocimiento que habido frente a la población desplazada. Se le ha visto como un problema. Cali solo tuvo una política hace unos cinco años porque Naciones Unidas financió su formulación.
Claudia Palacios: ¿Cree que hay que declarar una emergencia por desplazamiento o algo así?
Andrés Santamaría: Cali está en crisis social sin lugar a dudas. Hay desigualdad, pobreza, y los recursos no son suficientes. A Cali llegan veinticinco personas desplazadas diariamente, dos, tres familias, sin acceso a salud, educación o acceso al trabajo, y la gran mayoría no regresa a sus sitios de origen. Esto ha sido aprovechado para facilitar también la entrada de estructuras criminales.
Claudia Palacios: Vamos a eso. Por ejemplo, el reclutamiento. ¿Cuáles son las cifras que usted maneja?
Andrés Santamaría: Más de trescientos menores han sido reclutados este año en Cali. El conflicto ya no es el del camuflaje o la tradicional guerrilla, hoy se expresa a través de casas de sicariato, con estructuras que no son de camuflaje pero que tienen control territorial. Estos grupos reclutan menores para hacer actos delincuenciales, porque son más débiles y por la debilidad del sistema de responsabilidad penal adolescente.
Claudia Palacios: Cuando usted le entrega estas cifras al Alcalde, trescientos menores reclutados, ¿qué pasa?
Andrés Santamaría: Cuando yo hablé del desplazamiento de Turbana, en Buenaventura, me tildaron de loco; pero hoy todo el mundo lo reconoce. Y un poco lo mismo pasa en Cali. Espero que cuando reconozcan la situación de Cali, no sea tarde. El establecimiento local no ha reconocido suficientemente nuestras posiciones. Las cifras no generan respuestas contundentes. Podemos tener un fenómeno parecido al de Buenaventura, son los mismos ingredientes que están en Cali. Y es cierto que ha habido acciones policivas, pero no son suficientes.
Claudia Palacios: El otro fenómeno son las desapariciones…
Andrés Santamaría: Hay desapariciones con un alto porcentaje de niñas; el Valle del Cauca es el principal centro de trata de personasTenemos la hipótesis que hay un comercio de menores a través de Buenaventura hacia países vecinos.
Claudia Palacios: Me llamó la atención que usted dijo que había una ruta por Chile.
Andrés Santamaría: Chile y Ecuador. El problema para luchar contra la trata es la manera como están organizadas las redes. Es un delito transnacional. Tienen redes allá y acá, amenazan a las familias, etc. La ciudad no ha podido avanzar desde el punto de vista policial o judicial, son casi nulos los casos en los que alguien haya sido condenado por este delito.
Claudia Palacios: ¿Pero eso por qué ocurre?
Andrés Santamaría: La ley trae unos mecanismos de búsqueda y prevé un grupo de funcionarios judiciales que requieren un grado de especialidad, y eso no existe en Cali. La justicia en la ciudad está coja y por eso las cifras siguen en aumento. Son dos elementos fundamentales para erradicar criminalidad: la prevención policial y la reacción judicial. Cali necesita más de cien fiscales. Un operador judicial puede manejar más de cien misiones y actúan contra todo tipo de delitos, sin especialidad. La Fiscalía está en deuda con Cali. El 90 % de los homicidios quedan en la impunidad y no hay algo que aliente más a los criminales que sentirse indemnes.
Claudia Palacios: ¿Cuántos fiscales se necesitan?
Andrés Santamaría: Un mínimo de ciento veinte, y necesita aumentar el número de investigadores judiciales. La prueba es un ejercicio de campo, de testimonios, de pruebas documentales, de video, y eso lo tiene que hacer la policía judicial. El gobierno de Cali le ha pedido mucho al Fiscal el incremento de personal. Hay fiscales con más de trescientos cincuenta procesos, y un estándar normal no debe sobrepasar setenta expedientes. Tenemos un Palacio de Justicia que lleva años en construcción…
Claudia Palacios: Hablemos de Emcali ahora que la empresa regresó a la ciudad. Usted levantó un pliego de cargos contra el Gerente de agua y alcantarillado, ¿qué encontró?
Andrés Santamaría: No lo levanté yo. La Personería encontró que hubo una mala planificación. En Cali quitan el agua porque llueve o quitan el agua porque no llueve. Cali tiene un atraso de más de una década de las presiones hídricas de alcantarillado para los ciudadanos. Se ha construido, como el caso de Altos de Santa Helena, sin tener las condiciones mínimas para transportar agua. Se otorgaron licencias sin contar con accesibilidad para el agua potable. La falta de sincronización entre Emcali y la CVC, que es la que tiene que intervenir el río Cauca, y con el Dagma ha contribuido a esta crisis de agua. A todo esto ha contribuido la politiquería.
Claudia Palacios: ¿Qué funciona bien en Cali?
Andrés Santamaría: El trabajo mío no es mostrar lo positivo de la ciudad. Cali es una ciudad pujante, es una ciudad con gran sentido empresarial, ejemplo del país, pero nosotros tenemos que hacer como los médicos: diagnosticar las enfermedades.
Claudia Palacios: ¿Pero la ciudad no está siendo un buen paciente?
Andrés Santamaría: Yo creo que falta oír un poco. Cali no ha tenido la costumbre de oír a un órgano de control. Nosotros hemos sido serios y respetuosos en nuestras recomendaciones. Pero, sin duda, falta más compromiso.