Por Claudia Palacios
@ClaudiaPCNN
Del Chocó a Cali, y de Cali a Palacio. Esta es la mujer que, desde la Presidencia, tiene en sus manos la política de equidad de género. No quiso ser reina aunque hubiera podido serlo; y si bien se crió en Quibdó, confiesa que tiene su corazón en el Valle del Cauca. Esta es Nigeria Rentería, la alta consejera para la equidad de género, la única con nombre raro entre sus hermanos, dice ella que porque su papá quería que tuviera las virtudes y la fuerza del país africano que tanto admiraba.
Claudia Palacios: ¿Cómo encontró la Consejería?
Nigeria Rentería Lozano: Durante la gestión de Cristina Plazas se logró sacar el Conpes 161, que es el Conpes de la Mujer, y se diseñó la política pública con seis líneas de acción.
Claudia Palacios: ¿Cuáles son?
Nigeria Rentería Lozano: Uno, emprendimiento económico, que contribuya a la participación de la mujer en espacios de poder. Dos, prestación de servicios de salud; en Colombia la dificultad que tenemos es la alta tasa de mortalidad de las mujeres en embarazo, y el embarazo en adolescentes es una problemática. Tres, la educación, porque hay una brecha: a pesar de que la mujer realiza muchísimo esfuerzo por estudiar, hay brecha tanto en pregrado como en postgrado. Cuatro, víctimas de violencia, en el marco tanto del conflicto armado como de la violencia intrafamiliar. Quinto, violencia de género. Y sexto, participación política.
Claudia Palacios: Usted tiene solo doce personas en su Consejería. ¿Cuántas necesita para que la Consejería funcione sobre ruedas?
Nigeria Rentería Lozano: No son doce. Tenemos en este momento como diecisiete personas, y tres más están en proceso de entrar. Pero la Consejería tiene unas responsabilidades muy grandes, porque tenemos demanda de distintas instituciones y solicitudes de asistencia técnica. Necesitamos fortalecer el Observatorio de la Mujer, para poder tener con claridad cifras que nos permitan mejorar las políticas públicas y para incidir realmente donde lo necesitamos. Vamos a ver cómo reforzamos con cinco o diez personas, con el apoyo de otras instituciones que nos pueden facilitar personal.
Claudia Palacios: Sé que estaba reunida con varias mujeres que trabajan en temas de paz. ¿Cuál es el desafío que ustedes enfrentan en la Alta Consejería para cuando se firme un proceso paz, con la desmovilización de mujeres víctimas del conflicto? ¿Qué están haciendo para enfrentarse a lo que viene?
Nigeria Rentería Lozano: Estamos trabajando de la mano con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. A pesar de que en la mesa de negociación no está sentada una mujer como plenipotenciaria, el equipo que apoya toda esta negociación, que está haciendo el sustento y los estudios, tiene una gran participación de mujeres: prácticamente el 60 % del equipo es femenino.
Nosotros estamos muy pendientes de generar temas para la mesa de negociación como, por ejemplo, la violencia sexual contra las mujeres en el marco del conflicto armado. Para garantizar que esos temas no se queden por fuera de la mesa, ya tenemos una interlocutora común, que nos está sirviendo de enlace.
Claudia Palacios: Es decir, ¿una de las peticiones que se ha hecho para la mesa de negociación, en alguno de los puntos, es llevar a cabo un registro de las mujeres víctimas?
Nigeria Rentería Lozano: No. No es llevar un registro. Estamos trabajando de la mano con ellos para que se aplique un enfoque diferencial, de género, que se refleje en los resultados de las negociaciones de paz.
C. P.: Durante todos estos meses que la Consejería estuvo vacante, ¿en qué quedaron temas como el de la prevención del embarazo en adolescentes, para el que se había anunciado una campaña de capacitación con el Sena?
N. R. L.: Aunque no había una cabeza visible, el equipo había seguido avanzando. La idea es poder trabajar con diferentes entidades, por ejemplo, con el ICBF y con Colombia Joven, en unas campañas muy concretas. Estamos con los trabajos piloto en la costa Pacífica, en la Atlántica, en el centro y en el suroccidente colombiano. La idea es sensibilizar a la comunidad, que son el primer contacto con los jóvenes, para que actúen con más responsabilidad y prevención.
C. P.: Usted quizá podría haber estado mejor ubicada en una Consejería para los temas de los afrodescendientes o para los temas de región, en lugar de estar en temas de mujer. ¿Cree que es una apreciación equivocada?
N. R. L.: Sí, equivocada, porque yo ya había estado trabajando en el tema de mujer. Fui la primera asesora para la mujer de Cali, en la Alcaldía de 2011. El Concejo Municipal aprobó la política pública para el tema de enfoque diferencial basado en el género, y estuve detrás de su sustentación. No solamente me dediqué al tema étnico, que era muy importante, sino que también al enfoque de género.
C. P: ¿Cómo es que usted siendo chocoana termina tan vinculada a Cali?
N. R. L.: Es una larga historia. Sí, yo soy chocoana, quiero muchísimo mi tierra; sin embargo, estando en Quibdó me resultó una oportunidad de trabajo en la alcaldía de Jorge Iván Ospina.
C. P.: ¿Y por qué se dio eso?
N. R. L.: No lo conocía realmente. Esto se dio por María Isabel Urrutia. Ella había estado trabajando con el equipo de Jorge Iván Ospina, y a ella le surgió la necesidad de presentar a alguien para que la apoyara, pero desde un enfoque étnico.
C. P.: ¿Ahí usted descubre Cali o ya tenía unos vínculos con la ciudad?
N. R. L.: Iba muchísimo a Cali; en el Chocó nosotros somos muy pegados a Cali, es tal vez el único espacio en Colombia donde uno se siente como si estuviera en su casa porque la mayoría de la población es negra.
C. P.: O sea, ¿usted cuando va a Cali se siente como si fuera una vallecaucana o como si del Valle del Cauca fuera del Chocó?
N. R. L.: Sí, me siento como si fuera una valluna. Cali me parece una ciudad fantástica. De hecho, siempre he querido tener mi residencia allí, después de que descubrí el tema de Cali.
C. P.: En Cali podemos decir que tenemos otra vallecaucana en la Presidencia…
N. R. L.: Ah, sí, sí. A mí me anotaron también como de Cali. Realmente Cali me abrió muchísimo las puertas, y estoy muy agradecida. Y desde la Secretaría General pude trabajar en diferentes temas muy sociales, como madres comunitarias, madres cabeza de familia; también en el tema de generación de ingresos, e igualmente estuvimos trabajando en comunicaciones.
C. P.: ¿Cómo ve usted la situación de las mujeres en Cali?
N. R. L.: Pienso que Cali ha avanzado enormemente en el tema de género, pero todavía hay que seguirle metiendo ganas, sobre todo en el tema de violencia no solo física, sino también económica y sicológica. Han aumentado las denuncias, tal vez debido a las campañas que se han estado haciendo, y eso da la sensación de que han aumentado los casos, por la visibilidad que se les está dando.
C. P.: O sea que no necesariamente es que haya más casos.
N. R. L.: Exactamente. Las mujeres soportaban esto calladas y esperaban a que el marido o compañero cambiara de actitud, y también para evitar ser revictimizadas. Antes, fácilmente se podía desistir de hacer la denuncia; si no era la misma víctima quien la hacía, la persona no era atendida. Ahora lo puede hacer cualquier persona que tenga conocimiento de lo que está pasando. Por eso en la actualidad se conocen más los casos.
C. P.: Cuando usted oye declaraciones en contra de las mujeres como las del concejal de Bogotá Jorge Durán Silva, que trató de “mujerzuelas” a las lesbianas, ¿qué cree que puede hacer la Consejería ante esas cosas? ¿Por qué uno no oye al Presidente condenar una declaración como esa?
N. R. L.: Eso sucedió precisamente cuando no había alguien en la cabeza de la consejería. Desde la consejería se puede desempeñar un gran papel, al rechazar ese tipo de actitudes e instando a la sociedad colombiana a que cada vez tenga mucho más respeto por las mujeres.
C. P.: ¿Usted alguna vez ha hablado con el señor Durán Silva?
N. R. L.: Ah, no. No, señora.
C. P.: Debería llamarlo. ¿A usted, personalmente como mujer, en la vida cómo le ha ido? ¿Ser mujer la ha puesto en una situación de vulnerabilidad o le ha abierto más puertas?
N. R. L.: No debería ser una Ley de Cuotas la que obligue a que a nosotras se nos equipare con los hombres en cuanto a acceso a cargos de poder y a educación. Pero si toca utilizar todo este tipo de mecanismos para ir logrando acciones afirmativas, positivas, es justo.
C. P.: Ahora que por Ley de Cuotas el Presidente está poniendo más mujeres en su gabinete, ¿usted tuvo que ver ahí?
N. R. L.: El señor Presidente tiene muy claro que las personas deben ocupar cargos por sus capacidades. Está tratando precisamente de mostrarlo. O sea, se ha estado desarrollando un gran proceso de selección, ha estado recibiendo hojas de vida y ha estado analizando quién, indistintamente, tiene esa calidad.
C. P.: Eso quiere decir que vienen más mujeres…
N. R. L.: Sí, podrían venir porque la Ley de Cuotas no fija un límite. De hecho, si tú analizas, en el gobierno nacional, en cargos de muchísima importancia, son mujeres las que están desarrollando esa cartera.
C. P.: A usted le propusieron ser reina cuando estaba más joven y no lo fue, ¿Qué opina de los reinados de belleza?
N. R. L.: Me parece que es muy válido. Es un sueño de las jovencitas estar en un escenario de esos porque puede ser una gran plataforma. El único llamado es que no se vayan a dejar utilizar, hay que tener un buen carácter.
C. P.: ¿Usted por qué no quiso ser reina? ¿Por qué no lo aceptó?
N. R. L.: (Risas). Bueno, mi papá tenía otras prioridades, y yo era muy obediente con mi papá. Cuando eso, yo tenía como diecisiete años.
C. P.: Ah, ¿pero usted quería y su papá no la dejó?
N. R. L.: No. No tanto. O sea, no me atreví. Yo era muy tímida; siempre he sido un poco tímida. Entonces, tampoco me lancé a obtener el apoyo de ellos. Y como recordábamos esas célebres respuestas como que Jesús nació en Egipto, como dijo una reina, y esas cosas, ellos seguro no veían bien que yo me metiera en ese mundo.