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“Evaluamos reducir el precio de las matrículas de algunos programas”: rector de la USC

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Carlos Andrés Pérez, el rector de la Universidad Santiago de Cali, USC, ha ido sacando adelante una universidad que hasta hace unos años se venía a pique. En la conversación habló de reducir el costo de las matrículas, de que la universidad privada también necesita el financiamiento del gobierno nacional y de que ya el presidente les pidió ayuda a las universidades para el esperado postconflicto. Además, aunque no lo dijo, con sus respuestas queda claro que la educación del Valle del Cauca no se ha beneficiado a pesar de tener una ministra vallecaucana.

Claudia Palacios - Carlos Andrés Pérez

Claudia Palacios: ¿Qué responsabilidad le cabe a la Academia en el Valle del Cauca y específicamente a la universidad que usted representa en la problemática de empleo que tiene Cali, una de las ciudades con mayor tasa de desempleo en el país?

Carlos Andrés Pérez: Es una responsabilidad bastante amplia. Hay indicadores que muestran que, incluso mayor a la construcción, está la educación como un factor de movilidad social. Es muy difícil hoy en día, en un mundo que se está globalizando con los esquemas de competitividad, que las personas, sin tener un conocimiento mínimo y de buen nivel que les permita afrontar los nuevos retos, puedan tener una inserción amplia y satisfactoria para sus vidas. Ante la situación que se está viviendo hoy en el Valle, que presenta más de un 13 % de desempleo, las universidades y particularmente la Santiago de Cali, cuya población se constituye principalmente de los estratos 1, 2, 3 y 4 siendo una institución privada, es bastante importante. Venimos implementando varios programas de seguimiento al estudiante, que no solo ven su proceso de formación académica integral, sino también hacen seguimiento cuando la persona egresa de la institución. La universidad le está apostando fuertemente a programas de incubadoras de empresa como los programas de emprendimiento.

Claudia Palacios: ¿Cuál es el porcentaje de ocupación laboral de los graduados de la Universidad Santiago de Cali?

Carlos Andrés Pérez: Es muy variable según la profesión. Tenemos programas en donde se ha logrado que el 90 % de los estudiantes estén ubicados: por ejemplo, el programa de Química, que está acreditado y tiene un enfoque en lo empresarial e industrial; hay programas que tienen un posicionamiento relativo del egresado, como el de Economía; hay programas que tienen un gran posicionamiento, como el de Comunicación Social, en donde una buena parte de los egresados están en los grandes medios, o Derecho, dado su gran campo de aplicación.

C. P.: ¿En qué programas han tenido que reducir la oferta de cupos y en cuáles ampliarla, por cuenta de las nuevas necesidades que perfilan al Valle del Cauca como un polo de desarrollo, si es que un día se termina de construir la carretera a Buenaventura, para aprovechar los TLC y el llamado resurgimiento de Cali?

C. A. P.: De acuerdo con las necesidades del sector, del entorno, actualmente hay una política de mantener todos nuestros programas. Incluso, se está viendo un resurgir de programas que tenían un factor de demanda un poco rezagado. Lo que sí estamos percibiendo es la necesidad de ampliar nuestra oferta académica, especialmente en el área tecnológica en culinaria, logística, turismo y hotelería. Estos son sectores que no eran muy pensados por la educación superior, y hoy vemos que es necesario ofrecerlos en términos de alta calidad. En lo que corresponde a otras áreas de formación de pregrados, le queremos apostar a nuevos programas a nivel de Ingeniería, como los que corresponden a los sectores de Minas y Energía, Ciencias Básicas, Biotecnología y Microbiología, con énfasis industrial y ambiental. Adicionalmente, un fuerte desarrollo de los posgrados es parte elemental de lo que se está haciendo, específicamente en las áreas administrativas, de la salud, y de las ingenierías. Ahora bien, por todo este contexto social de cambios en los que entra el mismo proceso de paz en Colombia, que hace que todos debamos sumarnos, se deben fortalecer las áreas humanísticas en la parte sociopolítica. La universidad hoy está revaluando eso con el objetivo de presentar una propuesta en formación en Ciencias Políticas, que creemos es necesario para nuestra región y más aun cuando el Valle del Cauca ha tenido en los últimos años algunos golpes desde el punto de vista político.

C. P.: ¿Cuáles son esos programas que, según usted dice, se fueron reduciendo pero que en este momento han crecido?

C. A. P.: En el área de salud tenemos el programa de Psicología. Este semestre ha tenido un repunte muy significativo y un crecimiento de más del 300 %. Programas en el área de Ciencias Económicas Empresariales, como el programa de Economía, también han tenido un crecimiento relativamente importante. Ingenierías como la Electrónica, la Electromedicina, la Bioingeniería también han crecido. Hay unos programas que son bastante buenos que tienen una demanda alta, pero en los que el aspecto económico pesa: por ejemplo, el 50 % de las personas  por falta de recursos  no acceden o se retiran. Ante esto, la universidad, viendo el buen desarrollo financiero, está planteando para el próximo año reducir los costos de matrícula en esos programas, como el de publicidad.

C. P.: ¿En qué monto?

C. A. P.: Aún no tenemos el valor exacto, pero el objetivo es que sea una reducción considerable, que pueda estar alrededor del 25 % de lo que hoy cuesta.

C. P: Ahora la pregunta es si el Valle requiere tantos publicistas, ya que ustedes amplían el programa o reducen la matrícula porque hay una demanda o porque son las necesidades del departamento…

C. A. P.: Siempre que ofertamos un programa, para poderlo sustentar ante el Ministerio de Educación Nacional no solo es con base en la justificación teórica, sino con estudios de demanda en la región, a nivel nacional, que son finalmente comparativos y que nos permiten emprender la ampliación de la oferta. Hay un aspecto para resaltar: la distinción entre lo teórico y lo práctico. En la Universidad Santiago de Cali ingresan a primer semestre entre 1.800 y 2.000 estudiantes en promedio, lo cual muestra la importancia de la universidad y la aceptación que posee.

 Claudia Palacios - Carlos Andrés Pérez

C. P.: ¿Una universidad que es netamente privada, con los problemas financieros que tienen, qué tan rentable es si la mayoría de sus estudiantes son de estratos 1 a 3?

C. A. P.: Lo es y te lo ejemplifico. Esta administración asumió la dirección de la universidad con un déficit de $78.000 millones. Se debía absolutamente todo: a febrero de 2011 se debían salarios, EPS y fondos de pensiones; todos los parafiscales. Hoy la universidad en materia de EPS y fondos de pensiones paga mes corriente. La deuda de $78.000 millones en lo que corresponde a EPS terminamos de pagarla este año. Debíamos $7.000 millones solo en estampilla, y con la oportunidad que otorgó el municipio de rebajar el 80 % de intereses, le cancelamos hace tres semanas al municipio $3.200 millones. El municipio recolectó un poco más de $5.000 millones de pesos en materia de tributos, a lo cual la universidad pagó más del 50% de lo que recolectó el municipio. Pagamos durante estos dos últimos años casi $8.000 millones en materia de estampillas; casi $16.000 millones en seguridad social y EPS; respecto de acreedores, se han cancelado más de $10.000 millones; lo que corresponde a la banca, reducimos en casi $14.000 millones la deuda adquirida y todo con recursos propios. Eso es un ejemplo muy fuerte de que la universidad es rentable cuando se estructura un andamiaje financiero coherente con nuestra razón misional y nuestros ingresos.

C. P.: ¿En que quedó la investigación contra quienes propiciaron el descalabro financiero en la universidad?

C. A. P.: Hay dos aspectos allí. Nosotros encontramos situaciones anómalas desde lo administrativo, lo ético y lo moral. Por ejemplo, se dieron comisiones de éxito por supuestos contratos que se ganaron con supuestas entidades. Cuando fuimos a verificar, no existió el proyecto; por tanto, no existió el concurso, nunca se ganó y, entonces, tampoco hubo tal entidad con la que se realizaría dicho proyecto; sin embargo, con los recursos de la universidad, se dieron comisiones de éxito. En la parte administrativa tomé la decisión, con el apoyo y la autorización del Consejo Superior, de hacer una auditoría externa. que la hizo KPMG. En ese informe le terminé el contrato por justa causa a varias de las personas que salieron allí involucradas. En la parte de si hubo dolo, ya le corresponde a la justicia. Nosotros entablamos dos denuncias específicas: una por lo que denominamos “carrusel de la contratación”, en donde si Colombia tuvo sus Nule, nosotros tuvimos los Novoa, una familia que hizo algo similar en las dimensiones de la universidad; la otra, por un conjunto de situaciones que consideramos no eran correctas desde lo ético y lo legal. Ya lo que le corresponde a la administración se hizo. Ahora es tema de la justicia proferir un fallo. Por otra parte, en 2010 cuando yo no era rector, el Ministerio de Educación Nacional le abrió investigación a la Universidad Santiago de Cali, pero a nosotros nos tocó responder. En los descargos que hemos rendido se ha desvirtuado todo y ya la situación es totalmente diferente.

C. P: ¿Qué fue lo que se desvirtuó?

C. A. P.: Uno de los cargos fue el relacionado a la premisa de que la universidad había incurrido en un detrimento patrimonial por pagar intereses de predial. En esta ocasión eran intereses causados en la administración anterior, que nosotros hemos ido cancelando con acuerdos de pago. Otro de los cargos se relacionó con que la universidad no estaba cumpliendo con estándares de calidad en algunos programas; se demostró que hoy la universidad cumple a cabalidad: el mejor ejemplo de esto es que el Ministerio de Educación Nacional ha aprobado más de 30 registros calificados sin ningún problema. El año pasado, el Ministerio, a través de inspección y vigilancia, envió a cinco pares académicos para que evaluaran a la Santiago académica y financieramente. Esto fue en agosto de 2012 bajo esta administración. Los informes fueron inmejorables. Frente a lo financiero, el Ministerio nos dijo que se debían mantener las actuales políticas de la presente administración para seguir la recuperación financiera de la institución. En lo académico, las observaciones señalaron que se debe actualizar el proyecto educativo institucional, además de socializarlo con la comunidad. Lo destacable es que el grueso fue resaltado y no hubo observaciones negativas en estos informes.

C. P.: ¿Ustedes están satisfechos con el ritmo al que avanzan las investigaciones contra la familia Novoa y el tema penal ante la justicia?

C. A. P.: No puedo hacer una apreciación certera. ¿Cuándo estaría satisfecho? Cuando se haga justicia. Yo desconozco cómo son los ritmos de la justicia a ese nivel. Han venido otros entes del Estado, como la Procuraduría o la Contraloría, a investigar cosas de años anteriores y nosotros hemos sustentado nuestra administración en tres ejes: verdad, justicia y transformación. Ante esto, buscamos que se conozca toda la verdad y se ha suministrado toda la información. Nos gustaría que se avanzara mucho más rápido y le apostamos a eso haciendo las denuncias respectivas y adjuntando lo que se llama el acervo probatorio. En el momento en que lo requiera cualquier ente de la rama judicial, se tendrá toda la evidencia de lo que se ha denunciado.

C. P.: ¿Ni siquiera los han llamado en los respectivos procesos?

C. A. P.: Aún no han hecho esa referencia, y prefiero ser muy prudente ya que existen contrapartes al respecto. Estamos confiados en que la justicia pueda actuar de la mejor manera.

C. P.: El desprestigio que cayó en algún momento sobre la universidad no tuvo que ver solamente con el manejo financiero, sino que se hizo un atentado y hubo algunos líos con el tema del narcotráfico. ¿En qué va todo eso?

C. A. P.: Como te digo, eso es tema pasado e incluso en ciertos temas que mencionas yo ni siquiera era profesor de la universidad. Me queda muy difícil hablar de algo que desconozco por completo.

C. P.: ¿Cuándo usted llegó no encontró un rezago de eso?

C. A. P.: No, para nada. Lo que nosotros encontramos fue un descalabro administrativo y financiero. Encontramos situaciones de mal proceder desde lo administrativo frente a la universidad. El problema no fue de la universidad en contra de la sociedad, sino de ciertos sujetos en contra de la universidad. Encontramos una cantidad de personas con una ascendencia de grupos políticos con intenciones de generar un problema de tipo mediático, con el objetivo de hacerse a la universidad por vías de hecho. Respecto al  atentado y a lo que se dio con el asesinato de uno de los decanos en 2010, desconocemos cómo va la investigación.

C. P.: Volviendo al tema de la responsabilidad de la Academia en el desarrollo del Valle del Cauca. El resurgir y el optimismo, aparte de capitalizarlo con la creación de nuevos programas, ¿cómo se puede hacer culturalmente para que el vallecaucano sienta que tiene una oportunidad muy grande y que amplíe la visión regionalista que ha tenido por décadas?

C. A. P.: Ya lo venimos implementando. La Universidad Santiago de Cali es una universidad de ciudad y es una universidad de región. La Santiago tuene fuertes colonias de personas de Nariño, del Cauca, del Eje Cafetero, de la región Pacífica. Más del 37 % de los estudiantes son afrodescendientes; hay más de 400 estudiantes de cabildos indígenas. Es una universidad muy diversa a nivel poblacional, eso la hace muy rica a nivel cultural. ¿Qué ha hecho la Santiago? Somos una casa cultural y deportiva, además de lo académico. La Santiago hace gran cantidad de festivales por ejemplo de jazz, de salsa y de música folclórica. Estos eventos los promocionamos para toda la región, para que acceda de manera gratuita. Si estos eventos no fueran organizados, habría muy pocos en nuestra ciudad o sencillamente no los tendríamos.

En octubre cumplimos 55 años y tenemos una agenda muy densa con eventos internacionales, foros por la paz y análisis de postconflicto, así como de eventos culturales  y deportivos. Sacamos una resolución para apoyar con estímulos económicos a los mejores deportistas. Tenemos campeones olímpicos. Campeones departamentales en casi todas las categorías de ASCUN, Asociación Nacional de Universidades. Las instalaciones son utilizadas por personas que desean fortalecer su práctica deportiva y que se desean proyectar competitivamente.

C. P.: Usted ser reunió recientemente con el presidente Santos y con rectores de las principales universidades de Colombia. ¿Sobre qué temas hablaron?

C. A. P.: Sobre el papel de las universidades en el postconflicto y sobre cómo el sector académico se va a unir a lo que surja de los diálogos no solo con las Farc sino también con el ELN. Se habló sobre las propuestas en las que podríamos acompañar al gobierno nacional en un tema tan importante. Lo que venga después de la firma de la paz es el punto de lanza que todos esperamos.

C. P.: ¿En que quedaron?

C. A. P.: Hubo diferentes propuestas: por ejemplo, organizar foros y mesas de discusión, acompañamiento por parte de expertos que puedan aportar… en general, una lluvia de ideas que se va a concretar en reuniones que están organizadas por ASCUN.

Debemos tener, por ejemplo, programas de bilingüismo y de inserción laboral, así como programas de asistencia psicológica. Desde diferentes flancos el sector académico se puede integrar.

C. P.: Por último, la reforma educativa, que hace un par de años movilizó a muchos estudiantes y que no se pudo llevar a cabo, era desde los ojos de algunas personas importante en su conjunto o al menos en algunos aspectos de esa ley propuesta. Eso quedó ahí quieto. ¿Ustedes tienen alguna necesidad de que esta reforma educativa se presente nuevamente o al menos que por medio de decretos se apruebe aquello en lo que ustedes estaban de acuerdo?

C. A. P.: En ese momento todo se redujo a discutir la reforma a la Ley 30. El problema de la educación es mucho más amplio. ¿Qué se ha venido pidiendo? Que las discusiones sean realmente participativas y que lo que se discuta en los procesos de concertación y de diálogo tengan efectivamente un resultado en la restructuración del sistema educativo colombiano.

En ese momento se redujo la discusión a cuestiones de inversión de sectores privados en materia de educación y a otras pocas cosas respecto de las cuales las universidades demostraron su posición contraria: se propuso, por ejemplo, una ley de carácter estatutario. Hoy por hoy se debe asumir una reforma integral del sistema de educación; se debe pasar de un sistema tecnócrata, que supere la orientación con base en una cifra de cobertura, a uno que entienda lo que es la calidad y cómo se logra. Esto incluye, por ejemplo, atacar problemas de nutrición en diferentes sectores de la población de acuerdo a las edades de las personas, una mayor financiación de las universidades públicas, entender que la educación es una función pública que prestan algunas entidades privadas y que el Estado se debe involucrar desde el punto de vista de la financiación. Se debe entender que no se puede entrar en contradicción con algunas exigencias que le hacen a la universidad, pero que el Gobierno no da el espacio para que se logren.

C. P.: Deme un ejemplo.

C. A. P.: Ni se raja, ni se presta el hacha. Se habla de que las universidades para lograr los niveles de excelencia deben alcanzar grandes niveles de desarrollo de investigación, pero para ello se necesita apoyo financiero para la ejecución de proyectos, para la formación de profesores a nivel doctoral y posdoctoral, facilidades para movilidad a nivel nacional e internacional, y cuando vemos que se tienen esas exigencias, todo se recarga a las entidades sin que el Estado se articule en aspectos económicos para lograrlo, siendo que es el gran benefactor de ello.

C. P: O sea que las universidades privadas también tienen necesidad de financiación de parte del sector público.

C. A. P.: Sí. Aunque son entidades privadas, cumplimos funciones públicas en la educación, que nos concierne a todos. Hay datos que indican que hay mayor movilidad social en la educación desde lo financiero que incluso invirtiendo en puntos que son muy importantes como lo es la educación. De ahí la necesidad de esto.

C. P.: ¿Se ha beneficiado la Academia en el Valle del Cauca de que la ministra sea caleña?

C. A. P.: Creo que ella es bugueña. Realmente no puedo mencionarlo. Considero que las políticas que ella ha fijado son de carácter nacional. Como Universidad Santiago de Cali, y las demás universidades, eso es lo que esperamos, que las políticas en cabeza del ministerio de la doctora María Fernanda se vean en contexto y en la realidad actual. Que propugne no acciones punitivas mediáticas, sino que sea un Ministerio que haga un acompañamiento en el mejoramiento de todas las instituciones.

C. P.: ¿Es una Crítica?

C. A. P.: No es una crítica. Es lo que esperamos muchos vallecaucanos de alguien que es de la región y que apreciamos. Queremos que haga una buena gestión en el Ministerio de Educación Nacional.

C. P.: ¿Le gustó que ella se quedara en el gabinete ministerial después del revolcón?

C. A. P.: Lo que queremos es que haya un mejoramiento en el sistema educativo colombiano y que esté contextualizado con las transformaciones que requiere el país.

C. P.: Esa es la respuesta política, pero la respuesta práctica, para ser sinceros con la gente que lee el periódico… ¿Le ha servido al Valle que la Ministra sea vallecaucana para mejorar la educación?

C. A. P.: (Risas). Esa es la respuesta.

C. P.: ¿Por qué tan político?

C. A. P.: Es la respuesta.

Claudia Palacios - Carlos Andrés Pérez


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