Por Claudia Palacios
@claudiapcnn
Ir contra la corriente parecer ser la constante en la vida de Clara López Obregón. Lo ha hecho con carácter pero sin rebeldía, convencida de sus ideas, aunque fueran tan distintas a las del entorno en que creció. Haber sido alcaldesa encargada de Bogotá, si bien es lo que la llevó a ser conocida a nivel nacional, es solo un detalle más en una hoja de vida llena de títulos en lo académico y en lo personal. Es ya una graduada de la vida, de la más privilegiada y también de la más dura. Solo le falta lo que está buscando: la presidencia. Hablando con ella me pregunto por qué, si la izquierda tiene a gente de su valía, este país es de derecha.
¿Usted porqué salió así, como tan diferente para el ambiente en que creció?
Yo no salí tan diferente, como yo he sido igual siempre no me siento tan diferente
Pero para una una mujer con su familia y su formación… (Sobrina del expresidentes Alfonso López y prima del pintor Alejandro Obregón)
En mi familia hubo una educación muy inteligente. En mi casa no había reglas, ni ordenes, sino mucha discusión y conversación. Me enseñaron a ser autónoma y hubo mucho énfasis en los temas sociales. Uno se reconocía como un privilegiado, pero esa condición reportaba la necesidad del servicio público. Recordaba ahora que destaparon el busto del doctor López Michelsen, que yo estuve Valledupar cuando él se posesionó como el primer gobernador del departamento y allí escribí mi solicitud de admisión en Harvard y en ese ensayo expliqué que yo lo que quería era regresar a mi país a contribuir al proceso de desarrollo y de generación de oportunidades para todos. Era una visión de servicio social.
Usted la tenía clara, como dice el lema de su campaña, pero me pregunto si su familia también la tenía clara.
Mi madre era una mujer entregada a todas las luchas que hoy son importantes, solo que ella lo hizo antes de su tiempo. Defendía los ecosistemas cuando nadie hablaba de ecología, fue feminista antes de que existiera esa causa con ese nombre.
Pero se lo pregunto porque he leído que cuando usted se casa con su marido, un comunista, se le cerraron las puertas de su clase social y de la familia.
En la generación anterior la sociedad era más cerrada, más estratificada. Yo no sé qué les disgustaba más de Carlos, si su posición política, el color de su piel o que no tuviera plata. Una vez le escuché a un tío mi decir: “mire mijita si yo no tuviera plata también sería revoltoso”. En esa sociedad cerrada no se concebía que alguien se cara por fuera del círculo.
¿Incluso en una familia progresista?
Claro, recuerdo que el papá de una amiga decía: “mijita cuídate porque uno no se debe casar con alguien con quien no haya jugado de chiquito”
¿Usted está reconciliada con su clase social y con su familia?
Pero completamente, eso fue una etapa pasajera. Mi familia ha sido mi sostén toda la vida, no tengo que reconciliarme por nada.
¿Pero ese momento cómo fue?
Creían que a uno lo podían presionar para que abandonara sus proyectos, pero tomada la decisión se adecuaron. A uno no lo pueden poner a escoger entre la familia y el esposo. Mi familia cayó en cuenta que era mejor aceptar a mi esposo que perderme a mí.
Usted ha sido discriminada por sus ideas o también por mujer?
Yo creo que son ambas cosas. El hecho de que uno deba abandonar su convencimiento de una sociedad menos desigual, porque después de los 30 años a nadie se le ocurre que uno se pueda dedicar el trabajo por los demás sino que debe dedicarse a la vida propia. Ahí hay mucha falta de respeto por el pluralismo.
En ese sentido es que viene su propuesta de crear el Ministerio de la mujer?
Esa propuesta tiene otra perspectiva. Con los grupos programáticos tuvimos una conferencia con Florence Thomas, ella nos dijo: ”el tema de genero no puede ser un capítulo aislado, la única división natural que existe es entre el hombre y la mujer todas las demás son socialmente construidas y por tanto esa diferencia tiene que estar en todos los aspectos de política pública. En seguridad ciudadana usted tiene que tener su perspectiva de mujer, lo mismo en la educación, en la salud”. Entonces encontramos que la mejor manera de vigilar que eso suceda es con el Ministerio de la Mujer, no para la política de la mujer sino para verificar que en todas las instancias del Estado se tenga esa perspectiva de género como algo intrínseco al ciclo de la política
¿Quién sería su Ministra de la mujer?
A mí me fascinaría que fuera Florence Thomas
¿Y ya le dijo?
No, todavía no he hecho gabinete
¿Usted cómo ha escogido sus hijos adoptivos?
La vida se los regala a uno. Uno de mis hijos, el primero, lo conocí porque cuando estaba estudiando él me cargaba, mis libros, mis papeles…
¿Era un niño que habitaba en la calle o qué?
Si, él me cuidaba, y nos hicimos muy amigos y un día en la navidad le dije: “venga mañana temprano para que vayamos al Ley a comprar su regalo” y al día siguiente se apareció con otros dos chiquitos y cuando íbamos llegando vi que no estaba y pregunté por él, me contestaron: “él se quedó porque en vez de él éramos nosotros”. Fíjese la lección de vida tan bonita. Entonces ahí son tres hijos.
Y son en total ¿cuántos?
Uf, son un jurgo.
Cómo ha sido esa relación, ¿usted les paga todo, ha vivido con ellos?
No, son relaciones de solidaridad mutua, ellos me han dado a mi mucho más de lo que yo les he dado a ellos. Yo les he dado educación, ellos tienen sus familias, ellos me han dado a mi familia. Por ejemplo cuando llega la navidad esto se vuelve una decoración que hacemos todos juntos. El otro gran regalo son los hijos de mi esposo, son extraordinarios. Ellos ya tienen hijos. Son nietos de mi esposo pero hijos míos. Convencimos a la hija de Carlos que nos dejara traer a su hijo a educarlo aquí en Bogotá, nos parecía que un muchacho de esa inteligencia no encontraba en Santa Marta una institución educativa que estuviera a su altura.
Y, ¿sus hijos le dicen mamá?
Clara…
Cuando usted tuvo la operación en la cabeza, ¿cómo fue esa solidaridad?
No supe porque estaba encerrada. Pero ellos siempre están frente al cañón. Hoy me encontré con otro de ellos, uno que me lo regaló la política. Era un bebé, su papá y la mamá me dijeron: “mire el niño nació con una parte del cráneo cerrada y no abierta como debería ser, eso produce retraso porque el cráneo no tiene como crecer”. Entonces yo lo llevé al Doctor Alejandro Gutiérrez Arango y él se hizo cargo. Lo operaron y quedó divinamente. No volví a saber nada hasta que ya grande vino a mostrarme sus notas, unas notas extraordinarias. Y le dije “dónde vas a estudiar?”, me respondió que no podía y que estaba buscando trabajo. Le dije, no, tú vas a estudiar.
¿Usted saca de su bolsillo?,
Sí, un muchacho se graduó en la Libre, dos en la Cooperativa, otro es de la Libertadores y ahí estoy con otra chiquita que va a estudiar medicina.
¿Les exige, los regaña si sacan malas notas?
No, los educo como me educaron a mí, a mí nunca me regañaron si sacaba buenas o malas notas
¿Por qué cree que Dios no le dio hijos propios?
Porque tenía que cuidar de estos. Cualquiera que no haya tenido hijos propios sabe que si hay un hijo que te regala la vida ese hijo es tan propio como si lo hubiera dado a luz.
Pero usted cuándo entendió eso?, porque usted se hizo fertilización in vitro,
No, yo ya lo había adoptado antes. Desde que llegué a Colombia, desde los 22 años he ido acumulando hijos. Fui madre soltera (risas)
Y de muchos hombres distintos…(risas). Si usted se hubiera casado con Alvaro Uribe,¿ cree que ese matrimonio todavía existiría?
Nuestro noviazgo no era como para haber contemplado el matrimonio.
¿Pero no hay un cuento de un anillo que él le dio y que usted todavía tiene?
Un regalito, pero no era un anillo de compromiso. Yo tuve varios pretendientes, y finalmente me casé con Carlos, que es el amor de mi vida. Uno cuando se casa no está pensando si salió con tal o cual.
¿Fue noviera?
No mucho, a mí no me paraban muchas bolas los muchachos. Yo no tenía mucho éxito en las fiestas. Como yo estudie afuera y venía por pocos días, no entablé amistades en la época en que uno arma los grupos de amigos, era como muy solitaria.
¿Le caía mal la gente o qué?
A mí me cuesta mucho trabajo que la gente me caiga mal. Una vez tuve una pelea con alguien y después como a los dos años lo salude y me miró como mal, pregunté y me dijeron que con él yo había tenido una pelea. A mí se me olvida eso.
¿Y los enemigos que la llevaron al exilio?
No los conozco, no se quiénes son. Es gente que esta encolerizada por el odio, por la estigmatización, por el fascismo. De eso hay mucho en Colombia
¿Usted sale a la calle con miedo?
Desde 1985 tengo escoltas, eso es una enorme limitación de la vida personal. Uno no es de palo, las malas vibraciones generan impacto. El miedo le limita a uno mucho las condiciones de vida. Hubo épocas en las que me costaba trabajo salir de la casa. Daba vueltas y vueltas. A nosotros nos hicieron tantos lances que uno pensaba que lo iban a desparecer, a matar. Cuando llegamos a Caracas Carlos me acompañaba a la oficina. A mí me daba miedo ir sola.
¿Alguna vez estuvo cerca de que le hicieran algo?
Claro, muchas. Por ejemplo, cuando me quitaron el carro blindado, después de que fui candidata a la alcaldía en el 88, uno tipos se montaron al carro e intentaron sacarme y montarme a un taxi. A mí me toco pelear hasta con los dientes.
¿Y sabe quiénes son?
Supongo
¿Ha entablado demandas?
Sí, y me la pasé de juzgado en juzgado: “no aquí no es, vaya allá, vaya allá..”. Cuando nos fuimos de Colombia también fue muy delicado porque estaban amenazando a Carlos y como lo escondimos dijeron que si no aparecía Carlos me llevaban a mí…
Usted se ve fuerte…
El tema no es no sentir miedo sino saberlo vencer. Yo he vencido el miedo
¿Usted llora?
Yo sí he llorado
¿La última vez cuándo fue?
A moco tendido? Cuando murió mi mamá, en el año 1991. Soy una persona muy sensible, me estremezco mucho.
¿En la campaña ha llorado?
Tal vez cuando me eligieron candidata, sentí mucha emoción. Ese es otro tipo de llanto. Yo lloro cuando veo la injusticia, especialmente con las niñas.
Ahora que habla de su elección. Quiero su diagnóstico de la izquierda, tantos años luchando pero no logran un buen resultado. ¿Qué pasa?
Te hago caer en cuenta de un dato: que somos los sobrevivientes. Yo quiero que la gente entienda que a la izquierda de este país le asesinaron los dirigentes nacionales, regionales, locales. Aquí hubo una persecución política enorme. Aquí hubo más muertos que en las tres dictaduras de Chile Argentina y Uruguay. La Unión Patriótica es el nombre visible pero cuántas personas de la izquierda liberal no asesinaron!, dirigentes sindicales, maestras, monjas. Mataron a Jaime Pardo, a Bernardo Jaramillo, a Carlos Pizarro, y a una persona que no era propiamente de izquierda como Luis Carlos Galán. Aquí el que saca la cabeza lo pasan por las armas, entonces es injusta la pregunta.
¿Pero insisto, porque en Chile, en Brasil, en Argentina llegaron a la Presidencia y aquí no, por qué?
Aquí vamos surgiendo, es que ellos llevan 20 años de democracia. Nosotros llevamos 20 años de gobiernos civiles en los que ha habido 6 millones de desplazados, no sé cuántos miles de desaparecidos. No todos son de izquierda pero la cuota más alta ha sido la gente de izquierda.
¿Cuáles son sus propuestas para el Valle del Cauca?
A mí me preocupa del Valle del Cauca el estado de postración en que las políticas económicas han dejado a su industria y su agro. Usted va a Yumbo y ahí está la radiografia de la desindustrialización. Mire lo que está pasando con la importaciones de caña y maíz. Le podemos dar remedio, uno no puede globalizarse sin un aparato productivo nacional. No es contra el libre comercio sino contra el comercio desigual. Una política macroeconómica desacertada que hizo que aquí se importara todo lo que podemos producir. Temo que el congreso vaya a aprobar el TLC con Corea porque van a destruir lo que queda de la industria automotriz. Aquí hay que ponerle coto a esa cosa ideologizante del libre comercio, es que uno no puede competir contra los subsidios.
¿Votaría por alguien de las Farc?
Yo tengo mi propio partido y yo no solo voto por la gente de mi partido por disciplina sino por convencimiento.
¿Una mujer líder que usted siga?
Me gusta mucho Michel Bachelet. Compartimos muchos de los mismos ideales y de los mismos criterios sobre temas como la desigualdad y la educación.
Si no gana, ya que usted es una mujer con vocación de servicio y esperamos que le queden muchos años más para ejercer esa vocación, ¿si no es en la presidencia de qué manera se ve desarrolando esa vocación?
Cuando me retire de la política me voy a dedicar a la academia.
¿Qué va a hacer su esposo, si sale elegida?
Él dice que se va a pescar a Taganga, pero le digo que me tocaría trasladar la presidencia a la costa
¿No le va a poner una misión?
En la alcaldía traté de que se vinculara, pero él no quiso pisar la alcaldía. Yo creo que porque a diferencia de las primeras damas que la gente piensa que están haciendo un trabajo social complementario, en el caso de los hombres piensan que va a influir sobre la mujer, entonces creo que por eso no quiso.
¿Cuál es la mayor diferencia en que ustedes jamás se han puesto de acuerdo?
Muchas cosas, nosotros discutimos sobre todo. Desde la escogencia de restaurante, él cede la mitad de las veces y yo la otra mitad.