Por Claudia Palacios
@claudiapcnn
Fue liberada en el último grupo de secuestrados de la iglesia La María, duró 6 meses en poder del ELN. 15 años después de ese hecho que dejó una herida en la sociedad vallecaucana, y como vocera de las víctimas de ese secuestro, Isabela Vernaza cuenta qué han hecho esas víctimas para sanarse y p
ara evitar que esa historia se repita.
Claudia Palacios: Hoy que se cumplen 15 años de ese secuestro, ¿qué reflexión se hace usted?
Isabela Vernaza: Hemos tenido una reflexión muy grande este año, porque nos preguntaron si estábamos dispuestos a tener encuentros con guerrilleros del ELN. Estuvimos dispuestos pero las condiciones logísticas no se dieron porque teníamos que ir a Medellín y entonces a partir de eso nos planteamos un ejercicio de reconciliación. Empezamos a trabajar con Vallenpazque, que nació como una reacción y una respuesta al secuestro de la iglesia La María. Con recursos de algunas de las familias de los ex secuestrados impulsamos la escuela Paraíso que es con campesinos en Padilla (Cauca). Es un trabajo de campesinos para campesinos. Lo que buscan es que sus vecinos aprecien la tierra que tienen y desarrollar proyectos que les den un mejor ingreso con el objetivo de evitar que se desplacen a las ciudades.
C.P.: Pero este es un proyecto con personas que no tuvieron que ver con el secuestro….
I.V.: Exactamente, pero pensamos que una de las formas de hacer el ejercicio de reconciliación podría ser brindando oportunidades a unos campesinos que están en una determinada zona.
C.P.: Y lo hacen a través de los programas de Vallenpaz, pero ¿cómo se vinculan los ex secuestrados?
I.V.: No todas las familias han podido aportar. Estamos aportando recursos para que esa escuela pueda salir adelante. Hay personas que tienen conocimientos específicos y enriquecen lo que la escuela brinda.
C.P.: ¿En qué estado de avance están?
I.V: Ya tenemos unos recursos y nos reunimos con los campesinos líderes. El 10 de Junio se va a hacer un ejercicio de socialización. Son ejercicios demostrativos en los que se lleva a las personas a fincas que son exitosas de los líderes. Van a tener una parte muy importante en lo personal, en lo emocional.
C.P.: ¿Participan todos los ex secuestrados o hay algunos que decidieron no participar?
I.V.: Todos participan y apoyan, aunque no todos tienen la posibilidad de aportar económicamente.
C.P.: ¿Cuántas personas secuestraron en la Iglesia de La María?
I.V.: Éramos 160. Unos 100 regresaron el primer día y después devolvieron unas 30 personas. Al final unas 30 personas nos quedamos seis meses.
C.P.: ¿Este ejercicio sí le ha servido como ejercicio de reconciliación?, pues finalmente no es directamente con quienes los secuestraron.
I.V.: La puerta para encontrarnos con el ELN no la hemos cerrado. Hemos madurado la idea y creemos que de pronto sí deberíamos hacerlo.
C.P.: Y, ¿cuál es el sentimiento respecto de esos que ordenaron el secuestro y lo llevaron a cabo?
I.V.: El grupo fue un grupo muy cohesionado. Las familias se reunían en la plaza de TOROS mientras nosotros estábamos en la montaña. Cuando volvimos todos nos encontramos allí y todas las noches hablamos de lo que habíamos vivido y ese fue un ejercicio de sanación muy poderoso.
C.P.: ¿Por cuánto tiempo lo hicieron?
I.V: Hasta que mataron a Monseñor Isaías Duarte Cancino en el 2002. La dinámica del secuestro era tan fuerte que el sitio se convirtió en un lugar donde los familiares de los secuestros iban a pedir apoyo moral. Tuvimos que dar apoyo a los secuestrados del Kilómetro 18. Escuchamos y recibimos a los familiares de los diputados y esa dinámica se rompió cuando mataron a Monseñor porque él era nuestro amigo, nuestro compañero.
C.P.: Y, ¿después de la muerte de Monseñor qué pasó?
I.V.: Nos desbaratamos. Porque fuimos conscientes de que las cosas no habían cambiado. Hacía un mes habían secuestrado a los diputados. No pudimos más con esa carga. Teníamos la zona en la iglesia La María y resolvimos cerrar hasta que dejamos de hacer la tarea de atención a personas víctimas de secuestro pero como grupo seguimos muy unidos. Nos encontramos todos los meses. Cada uno llega con su comida y con lo que se va a tomas debajo del brazo.
C.P.: Ustedes hacían ese ejercicio pero solo después de 14 años deciden hacer algo para evitar que alguien pueda pensar en secuestrar. El trabajo había sido con víctimas
I.V.: Nuestro trabajo era apoyar a víctimas. Pero hace un año cuando nos preguntan si estamos dispuestos a perdonar a la gente del ELN y es entonces cuando resolvimos adelantar este proyecto que económicamente está al alcance de lo que podemos hacer.
C.P.: ¿Antes no se habían planteado la posibilidad del perdón?
I.V.: El perdón con el corazón, pero plantearnos un encuentro con la gente del ELN nunca.
C.P.: Usted personalmente, ¿cómo siente que está su corazón? La posibilidad de darle un abrazo a un guerrillero…
I.V.: Yo creo que estoy en la capacidad de hacerlo. Hace como tres años, sonó el teléfono en mi oficina y oigo la voz de un muchacho guerrillero que estaba con nosotros allá arriba. Al principio me quedé muda y me empezó a llamar con frecuencia y me contaba sus dificultades y las dificultades de sus hijas, lo que había pasado con su vida. No me pedía ni apoyo económico, ni me extorsionaba. Quedamos de vernos pero eso finalmente no se dio, yo creo que al muchacho le dio miedo. Uno siente que son seres humanos que están igual de necesitados que nosotros de afecto, de alguien que le tienda la mano. Al principio me impactó mucho pero creo que estoy preparada para encontrarme con algunos de ellos. Otros de mis compañeros estuvieron con alias El Viejo, para ellos quizás es más difícil.
C.P.: ¿Ustedes para el perdón han considerado los pilares de la reconciliación que son verdad, justicia y reparación? ¿Ustedes estarían dispuestos a perdonar sin alguno de ellos?
I.V.: Hemos tenido discusiones muy profundas y al consenso al que hemos llegado es: si se trata de guerrilleros rasos bienvenido el perdón al 100%, son personas víctimas como nosotros y qué bueno poder brindarles oportunidades y que no haya penas de cárcel para ellas. Para los guerrilleros jefes pensamos que se les puede reducir las penas y si se trata de acceder al Congreso, creemos que quienes han cometido delitos de lesa humanidad que no puedan acceder.
C.P.: ¿Ustedes comparten la filosofía de Oscar Iván Zuluaga?
No, en el grupo tenemos posiciones políticas diametralmente opuestas.
C.P.: ¿Usted perdonó?
I.V.: Sí, yo perdoné, entendí q hay una realidad de muchos colombianos que nosotros no conocemos, y que es una realidad muy difícil
C.P.: y,¿cómo ve el proceso de paz?
I.V.: yo estoy convencida de que lo que este país necesita es paz, y eso empieza por entender esa otra realidad que muchos desconocen.