Por Claudia Palacios
@ClaudiaPCNN
Suena poco pero, a juzgar por el balance que presenta, hace mucho. La caleña ministra de Cultura, Mariana Garcés, dice sin rodeos que los caleños no hemos dejado de ser cívicos, y que si el proyecto cumple con las normas, el parqueadero de la plaza de toros puede tener otro uso. Además habla de lo que haría en sus próximos años.
Claudia Palacios: Ministra, ahora que se empieza a hablar de reelección, llega la hora para los balances. ¿Cuál es el suyo, específicamente en Cali y el Valle del Cauca?
Mariana Garcés: El artista vallecaucano que más ha mostrado su trabajo, sobre todo en oriente y Europa, es Swing Latin. Adicionalmente, dejamos una serie de obras de infraestructura: hemos trabajado con el Museo Rayo, hemos ampliado su infraestructura cultural; hicimos una escuela de música en la Comuna 21 de Cali; ampliamos la biblioteca de la carrera Quinta, la biblioteca patrimonial Jorge Garcés Borrero, terminamos la biblioteca de Centenario, que no tenía recursos, construimos, dotamos y pusimos en funcionamiento la biblioteca única y temática en el país en deporte, en el Estadio Pascual Guerrero.
Hemos trabajado de la mano con la Secretaría de Cultura. Hay una serie de instituciones culturales de la ciudad que participan en las convocatorias públicas que este año abren en julio, y una de esas es Incolballet, a quien se le otorga el 100 % de los recursos que solicita. Venimos estructurando con un sector importante de la ciudad una serie de procesos en torno a la danza, que son muy importantes para la ciudad. Vamos a celebrar la primera Bienal internacional de danza de Cali, un proyecto en el que Proartes, con mucha valentía, decidió que el Festival Internacional de Artes llegaba a su fin y que como un complemento a otras iniciativas que tiene la ciudad en danza (como el Festival Folclórico Mercedes Montaño, el Festival de Ballet, que organiza Incolballet, el Festival de salsa de Cali) era muy importante tener una gran bienal de danza que recogiera todas las manifestaciones, las contemporáneas, las folclóricas, las urbanas, así y poner en evidencia que Cali es una ciudad en movimiento, una ciudad que baila.
Claudia Palacios: Me decía de la biblioteca Jorge Garcés Borrero, ¿ese Garcés es el mismo Garcés de su familia?
Mariana Garcés: Todos los Garcés del Valle del Cauca venimos de una sola rama: ellos son los Garcés Giraldo y nosotros somos los Garcés Corzo. Con Juliana Garcés, que es nieta directa de Jorge Garcés Borrero, yo ya no tengo ninguna relación, pero mi padre y su padre son parientes en segundo grado.
Claudia Palacios: Ministra, se habla mucho ahora del resurgimiento de Cali, de que está recuperando el espíritu, de las ganas de volver a convertir la ciudad en una ciudad líder y de recuperar el civismo que tanto caracterizaba a los caleños. ¿Qué papel ha jugado su ministerio en ese propósito?
Mariana Garcés: Me parece que el civismo es más un imaginario que han construido sobre Cali en otras ciudades, que la percepción misma de los propios caleños. En Colombia siempre decían, sobre todo después de los Panamericanos, “Cali es una ciudad cívica porque la gente hace cola para montarse al bus”; pero según la encuesta que hicimos cuando yo era secretaria de Cultura de Cali, la ciudad seguía siendo cívica. Sin embargo, fue una sociedad muy permeada por el narcotráfico, que perdió sus estéticas, y con una dirigencia que yo creo que en gran medida abandonó lo público.
Claudia Palacios: A ver si le entiendo bien: ¿usted cree que no es una cuestión de que el caleño recupere el civismo?
Mariana Garcés: No porque el civismo está ahí. Hay que entender que Cali en los años setenta era distinta. Cali ya no es de la Ermita al Zoológico y una parte de Ciudad Jardín; Cali es una ciudad en expansión con otras dinámicas en los sectores populares. Lo que es muy importante es resurgir en torno a su espacio público, recuperarlo. Eso está escrito: cuando usted interviene en el espacio público, la gente en su entorno empieza a comportarse distinto. Obras como el colegio del Nuevo Latir, el Duarte Cansino o el hundimiento de la Avenida Colombia sirven para alcanzar ese propósito.
C. P.: Ahora que usted habla de espacios públicos, hay un tema que tiene que ver con espacios urbanos: la plaza de toros y la decisión que usted tiene que tomar respecto a qué uso se le va a dar al parqueadero de la plaza: si va a permitir ahí la construcción de un centro comercial, del que ya hay incluso un convenio firmado con Falabella. ¿Cuál va a ser su decisión?
M. G.: Yo no tengo ningún proyecto radicado de la plaza de toros en el ministerio de Cultura. Cuando esté radicado y cuando veamos todas las connotaciones que esto tiene, el Ministerio se pronunciará. La idea en la dirección de patrimonio del Ministerio de Cultura es que todo es viable si se respetan una serie de parámetros; no es que los bienes que tengan declaratoria patrimoniales no se puedan intervenir. Sí se pueden intervenir, pero todo depende de cómo sea esa intervención, hacia dónde lleve esa intervención, arquitectónicamente que es lo que está planteando. Una vez nos radiquen esos proyectos, el Ministerio de Cultura los aprobará, recomendará modificaciones o no lo aprobará.
C. P.: Pero eso básicamente está en sus manos. Lo que usted diga es lo que se debe hacer…
M. G.: No es lo que yo diga. Es como establecen el proyecto. Hay una normatividad vigente y esa normatividad debe cumplirse, bajo ciertos parámetros, que no vulneren el bien declarado. Lo que nosotros no hacemos de ninguna manera es retirar declaratorias a bienes declarados. Un bien que conceda una sociedad o el Consejo Nacional de Patrimonios se respeta. El ministerio tiene las posibilidades especiales de manejo de protección, de hacer intervenciones en esos inmuebles de una manera respetuosa. Por ejemplo, el aeropuerto Olaya Herrera inició una serie de obras sin nuestra autorización y nos vimos en la necesidad de parar esas obras y de entrar en unos procesos de concertación. Todo es viable si se respetan las normas y si este ministerio lo aprueba.
C. P.: ¿Qué dice la norma? Así nos damos una idea de hacia dónde va la discusión.
M. G.: Un bien de interés nacional no se puede tumbar, pero puede tener modificaciones siempre y cuando se respete que es un bien de interés cultural del ámbito nacional.
C. P: ¿Según el uso que se le da o en el sentido de que la gente lo pueda seguir viendo?
M. G: De todo. Los bienes no se declaran por antiguos o por su uso, sino porque tienen una serie de valores intrínsecos que hacen que se respeten. La plaza de toros La Santamaría (Bogotá), por ejemplo, ahora cambió su uso, pero es un inmueble que debe ser conservado y preservado, que a nadie se le ocurriría tumbar. Depende de cómo se arme el proyecto.
C. P.: ¿Y usted sabe cuándo lo radican y cuánto tiempo dura?
M. G.: No, no tengo ni idea, porque no depende de mí.
C. P.: ¿Y cuánto tiempo se demora en tomarse esa decisión?
M. G.: Depende también del tamaño del proyecto. Nosotros, por ejemplo, nos tuvimos que pronunciar sobre al hundimiento de la Avenida Colombia porque ahí había una serie de bienes patrimoniales, el Puente Ortiz, la Colombiana de tabaco, La Ermita, y conceptuamos favorablemente, con muchísimos enemigos porque toda decisión en torno al patrimonio genera mucha polémica. Pero conceptuamos favorablemente que esa obra no lo ponía en riesgo y evidentemente no lo puso a ninguno de los bienes patrimoniales que estaban ahí.
C. P.: ¿Qué otras decisiones similares sobre Cali tiene que tomar en el corto y mediano plazo?
M. G.: En este momento ya no tengo ningún proyecto en patrimonio, radicado sobre Cali.
C. P.: Ministra, ¿no es muy difícil trabajar por la cultura –sobre todo tratando de hacer tantas cosas– con los presupuestos que tiene el Ministerio de Cultura?
M. G.: No, por el contrario, en este Gobierno se ha incrementado el presupuesto de este ministerio en un 85 %. Asumimos el tema cultural como un tema serio y transversal al Estado colombiano y, adicionalmente, creo que hemos logrado una serie de normas estructurales para el sector. La Ley de Espectáculos Públicos le genera recursos a quienes la utilizan bien, Cali no es propiamente un ejemplo. Medellín, Bogotá, Valledupar, Barranquilla son ejemplos de la buena implementación de esta ley.
C. P.: ¿Usted se refiere a llevar grandes artistas como hizo Medellín con Madonna?
M. G.: Esta ley fue la que permitió que Madonna estuviera en Medellín, fue lo que permitió que Paul McCartney estuviera en Bogotá. Es una ley que le quita la carga tributaria excesiva al espectáculo público y que, adicionalmente, si las boletas son de tres UBT (más o menos de $85.000 o más), debe pagar una contribución que el ministerio recauda y devuelve al municipio que la genera, y que él tiene la obligatoriedad de invertirla en obras de infraestructura.
La ley que incluimos en la reforma tributaria para las bibliotecas públicas es muy importante: este año por primera vez los presupuestos para las bibliotecas públicas son de más de 30.000 millones. En la historia de Colombia casi que en cuatro años nunca se había invertido un billón de pesos en temas culturales. Pasamos de construir 26 bibliotecas públicas a construir 100 en cuatro años. Entonces sí creemos que aunque todavía no estamos en los presupuestos que quisiéramos, el ministerio va mucho mejor.
C. P.: ¿A dónde quisiera llegar, a qué porcentaje?
M. G.: Pues ojalá pudiéramos tener por lo menos el 1 % del PIB, que fue lo que le propuso a su presidente un excelente ministro de cultura francés cuando llegó a asumir el ministerio; sin embargo, tenemos que entender que son sociedades distintas y procesos distintos.
C. P.: ¿Y estamos en cuánto del PIB?
M. G.: En un billón. ¡Muy lejos, muy lejos!
C.P: Ministra, ¿va a seguir en el segundo periodo del presidente Santos?
M. G.: No. Yo no creo. Creo que el presidente Santos tiene derecho a recomponer su gabinete completamente. Es clarísimo que tenemos un año para terminar esa gestión, y el presidente –que yo estoy segura que será el presidente por los próximos cuatro años– barajará su equipo de nuevo, tendrá nuevos aires en estos cargos.
C. P.: ¿Pero usted se queda hasta el final de este Gobierno o no?
M. G.: Si el presidente me pide la renuncia mañana, mañana me voy. Mi escritorio siempre está listo y al día. Y si me da la oportunidad de acompañarlo hasta el final de gobierno, lo haré con el mayor de los gustos.
C. P.: Y por último, ¿volver a Cali le suena?
M. G.: Por ahora no, para nada.
C. P.: ¿En qué situación lo haría?
M. G.: Uno queda inhabilitado después de ser ministro. Las inhabilidades son grandes, de manera que no sé. Tomarme dos años sabáticos….
C. P.: ¿Aquí en Colombia o en dónde?
M. G.: No sé todavía.