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“Perdí una pierna pero me sentí feliz de no haber muerto”: Yady Vanessa Fernández

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Oírla me conmovió. Si no es porque me asegura que tiene recaídas, creería que ha superado el terrible episodio en el que perdió una pierna por un accidente en Ecuador. Yady, una joven que no se imagina su vida sin jugar al fútbol, demuestra la fuerza de espíritu suficiente para lograr ese sueño a pesar de que estará limitada por una prótesis. Esta es una palmireña sin igual.

Yady Vanessa FernándezClaudia Palacios: El presidente Juan Manuel Santos dijo que contarás con todo su apoyo y que por medio del Sena te podrían apoyar. ¿Cómo recibiste ese anuncio del presidente?

Yady Vanessa Fernández: Yo me puse muy contenta, ya que lo veo como una bendición. Es algo grande recibir ese apoyo de él.

C.P.: Cuando te llamó, ¿qué te dijo?

Y.V.F.: Me dijo que estaba muy contento de hablar conmigo. Me ofreció todo su apoyo para lo que necesitara y que contara con él a través del Sena.

C.P.: ¿Cómo piensas hacer valer ese apoyo del Sena?

Y.V.F.: Vamos a mirar el tema de las prótesis. Con ellos miraremos qué tipo de prótesis sería la más apta, y desde luego que me la puedan dar.

C.P.: Tu voz refleja optimismo y alegría. ¿Cómo se explica eso mientras afrontas esta situación tan dura, o tienes momentos de recaída?

Y.V.F.: Sí tengo momentos en que se me baja el ánimo. Creo que son cosas normales. La última vez que tuve una recaída fue cuando estaba en Ecuador. Por ahora desde que estoy aquí en Colombia no he pasado por momentos similares. A veces lloro, pero me seco las lágrimas; de esa manera logro desahogarme para sacar todo lo que siento por dentro. Luego sigo para adelante.

C.P.: ¿Qué te dice tu gente en Palmira? ¿Cómo te han recibido?

Y.V.F.: Me han recibido muy bien, tanto mi familia como mis amigos. Me recibieron con un baile de hip hop apenas llegué. Mis amigas me dicen que se alegran mucho de verme y me brindan el mejor ánimo posible. Mi familia está muy feliz de tenerme cerca y poder verme y sentirme.

C.P.: Yady, ¿cómo fue ese momento en que tienes el accidente? en qué momento te enteras de la repercusión de lo sucedido?

Y.V.F.: Yo estuve siempre muy sedada. Me enteré al día siguiente y me dormí nuevamente por la cantidad de sedantes que tenía.

C.P.: Cuando fuiste consciente de lo que sucedió, ¿qué fue lo primero que pensaste?

Y.V.F.: Eso fue casi una semana después. Lo que hice fue agradecer por estar con vida. Para mí es como un renacer, pensando en que pudo haber sido mucho peor. Pude haberme quedado en silla de ruedas o en una cama. Gracias a Dios no fue así. Perdí una pierna, es mucho dolor, pero puedo seguir con mi vida, que es lo importante.

C.P.: ¿Siendo una futbolista pensaste que ya no podrías seguir tu sueño o que tendrías que cambiar tus planes?

Y.V.F.: En un momento lo pensé. Me he dado cuenta que la medicina ha avanzado y tengo esperanza que con la prótesis pueda seguir jugando fútbol.

C.P.: ¿Qué te dicen los compañeros de tu equipo en Canarias?

Y.V.F.: Ellos me dicen que se alegran de tenerme con vida. Me han brindado mucho ánimo para no rendirme. Una amiga me dijo unas palabras que me gustaron mucho: “Yady, estás jugando un partido. Espero que lo estés ganando”. Le respondí que sí lo estaba haciendo. Cuando salí del hospital la llamé y le dije: “María, ya terminé mi partido”. Y ella me respondió: “No, ahora viene la segunda parte”.

C.P.: ¿Quién crees que puede servirte como inspiración durante todo este proceso? Hay otros deportistas que también juegan con prótesis y que participan, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos.

Y.V.F.: En este momento tengo como referente al hombre que nació sin brazos ni piernas. También la chica que practica surf, a quien un tiburón le quitó un brazo.

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Foto: AFP

Y.V.F.: Sí, es hermosa. Me la he visto muchas veces y he llorado igual.

C.P.: ¿Luego del accidente la has visto?

Y.V.F.: La verdad no he tenido mucho tiempo, pero sí la quiero volver a ver.

C.P.: ¿Pensaste algún día en que algo así te podría pasar? ¿Tuviste miedo de perder una pierna, fracturarte o tener una lesión grave?

Y.V.F.: Sí. Cuando estaba pequeña me lo imaginaba y temía vivir el cuento de “La Patasola”. Cuando dormía y tenía una pierna descubierta me la arropaba, pues me daba miedo porque pensaba en esa historia. Pensaba que me iban a mochar la pierna. Siempre lo pensé desde pequeñita y siempre me arropaba los pies por eso.

C.P.: ¿Cómo va la cicatrización y qué tan avanzado va el proceso de recuperación?

Y.V.F.: Gracias a Dios, la cicatrización va bien.

C.P.: ¿A qué altura de la pierna está la herida?

Y.V.F.: Fémur frontal, según lo que recuerdo de la terminología.

C.P. Pero es arriba de la rodilla…

Y.V.F.: Sí, es un poco arriba de la rodilla. Como estuve cerca de 20 minutos sangrando, se me llenó de bacterias. La pierna y la piel quedaron muy malheridas. Ahí no se pudo hacer nada.

C.P.: ¿Te acuerdas de ese momento o quedaste totalmente inconsciente luego del accidente?

Y.V.F.: Allá en Ecuador pasaron la noticia y mostraron un video de los hechos. La gente en vez de ayudar, se puso a grabar.

C.P.: ¿Y cómo llegó la ambulancia?

Y.V.F.: En mi Twitter me escribió un chico llamado Joao. Él me dice que creyó que yo estaba muerta. Él pasó por ahí y llamó a la ambulancia. A los pocos minutos vio que venía. Esa semana él no pudo dormir. A veces uno piensa que por qué no se bajó para ayudarme. Mi primo se murió porque se desangró. Si hubiera recibido ayuda inmediata, estaríamos aquí los dos.

C.P.: En ese momento  del accidente tu quedas inconsciente….

Y.V.F.: Yo estuve inconsciente. Luego cuando vi el video de la noticia me vi despierta y gritando. Vi que había un hombre a mi lado hablándome. Mi pie estaba a mi lado, estaba junto a mi cabeza.

C.P.: Me impresiona como me hablas, ya que es una escena muy fuerte y es una pérdida muy dura. Eres una mujer muy fuerte. ¿Por qué crees que tienes esa fortaleza?

Y.V.F.: Pienso que es la valentía que Dios me está dando. Dicen que Dios no le pone un problema a quien no puede con él.

C.P.: ¿Tú crees que lo que has vivido, quizá por la muerte de tu papá, o por haber estado lejos de tu mamá de niña, es lo que te ha dado la fortaleza para afrontar esto tan duro?

Y.V.F.: Yo creo que son tres cosas: Dios, mi mamá y mis ganas de vivir.

C.P.: ¿De dónde sacas esas ganas de vivir? Cuéntame cosas de tu vida que te hayan permitido tener esas ganas de vivir.

Y.V.F.: Yo no me puedo quejar de mi vida. Siempre he estado bien y he tenido lo que he querido. Mis amigas son muy buenas amigas y siempre he estado muy bien acompañada. Tengo una buena familia y somos muy unidos.

C.P.: ¿Tienes novio?

Y.V.F.: No. Los he tenido pero ahorita no.

C.P.: Con esto que ha sucedido, ¿no estás algo preocupada de cómo va a si vas a poder conquistar a alguien que te guste? 

Y.V.F.: La verdad sí. Sí lo he pensado muchas veces. En el hospital conocí a un chico que era policía y me visitaba frecuentemente. Me di cuenta que cuando uno realmente quiere a otra persona, cosas como estas dan igual.

C.P.: ¿Te gustó ese muchacho policía?

Y.V.F.: ¡Claro! Pero no pasó nada, pues estaba reagrupada con mi familia.

C.P.: ¿No intercambiaron teléfonos o algo?

Y.V.F.: Sí, nos pasamos el número del otro.

C.P.: Ahí pudo haber llegado el amor quizás…

Y.V.F.: (Risas)

C.P.: ¿Qué tal el servicio de salud en Ecuador? ¿Crees que si eso te hubiera sucedido en Canarias podrían haberte salvado la pierna o sí tuviste una buena atención allá?

Y.V.F.: Vamos a dejarlo como una atención media. Con ciertas cosas tenía que rogarle a la gente para que lo hicieran y eso ya era maluco. Si uno es un buen doctor y quiere salvar a la gente, uno hace lo que sea por esa persona.

C.P.: ¿Por ejemplo qué tuviste que rogar para que hicieran?

Y.V.F.: Yo tenía una infección vaginal por una sonda. No sabes cuántas veces rogué para que me atendiera la ginecóloga y nunca fue. Llegó faltando tres días para que me dieran de alta, ya qué trabajo se podía hacer. Otro doctor que me evaluó la clavícula no volvió a atenderme. Hoy en día tengo un problema en el hombro. Me dijo inicialmente que el hueso estaba pegando ya, pero hoy sucede que el hueso se está poniendo sobre el otro. Él nunca volvió y me descuidó.

C.P.: ¿A final de cuentas quedaste con un problema en la clavícula?

Y.V.F.: Claro. Los huesos no están unidos.

C.P.: ¿Tú estás recibiendo atención médica en Colombia o te regresarás a Canarias para que te atiendan allá?

Y.V.F.: Debo seguir aquí para continuar el proceso de recuperación. En estas condiciones no puedo viajar por ahora. La presión del avión me podría afectar. Además, mi familia me brinda un apoyo grande, que sin duda requiero.

C.P.: ¿Tu mamá está aquí en Colombia o en Canarias?

Y.V.F.: Ella está aquí en Colombia.

C.P.: ¿Dónde estaba ella cuando sucedió todo esto?

Y.V.F.: Ella estaba conmigo. Ella fue a Ecuador junto a mí.

C.P.: Cuándo vas a Palmira, ¿qué es lo primero que deseas visitar o comer?

Y.V.F.: Estar en mi casa es como encontrar la paz. Mi familia siempre se reúne, entonces puedo decir que eso es lo primero que deseo hacer. Tanto tiempo afuera del país hace que quiera pasar tiempo junto a ellos. Aparte de ellos, pasar a saludar a las personas del barrio, porque me conocieron desde pequeña y el cariño hacia ellos es grande.

C.P.: Cuál es el plan ahora: ¿irte a Canarias o quedarte a vivir en Colombia?

Y.V.F.: Aún no he pensado en eso. Pienso también en Amsterdam como opción, pero no sé lo que voy a hacer por ahora.

C.P.: ¿Tú ya eres ciudadana española?

Y.V.F.: Sí, ya soy ciudadana española.

C.P.: La historia de tu mamá cómo la puedes relatar. ¿Se fue a trabajar, luchó, consiguió papeles y te llevó?

Y.V.F.: Así exactamente. Ella se fue sola y estuvo así por cuatro años. Luego regresó a Colombia y me llevó. Cuando nos acomodamos en España comencé a estudiar.

C.P.: ¿Cuál era el trabajo de tu mamá?

Y.V.F.: Ella trabaja como vendedora en una frutería.

C.P.: Yady, ¿desde cuándo te gusta el fútbol?

Y.V.F.: Desde muy pequeña comencé. Cuando lo jugaba sentía una gran pasión, una sensación inexplicable.

C.P.: ¿Cuál es la futbolista que admiras?

Y.V.F.: Marta. Ella es de Brasil. Ha ganado 4 o 5 balones de oro.

C.P.: Antes de ir a vivir con tu mamá a España, ¿ya jugabas aquí profesionalmente?

Y.V.F.: En ese momento no. Aquí jugaba con chicos y en equipos de hombres.

C.P.: ¿Cómo te iba jugando con hombres?

Y.V.F.: Muy bien, aunque son mucho más bruscos para jugar que las niñas. Yo no soy tan brusca, no me gusta ese estilo. En ocasiones uno juega de esa manera cuando uno se enoja.

C.P.: ¿Cuándo te fuiste a España comenzaste a jugar en un equipo profesional?

Y.V.F.: No. Con un par de amigas fuimos a probarnos a un equipo y comenzamos en la categoría infantil. Allí entrenábamos los sábados en la mañana. En el equipo de mayores jugaba en la noche cuando necesitaban gente. Ellos me llamaban y me daban la oportunidad de jugar varios partidos también.

C.P.: ¿Qué diferencia encontraste entre el estilo de juego de aquí y el de España?

Y.V.F.: En España el fútbol femenino está más desarrollado y eso hace que la práctica fuera más profesional. Aquí lo tomaba más como hobby al principio.

C.P.: ¿Hasta qué punto llegaste con el equipo allá?

Y.V.F.: Nos faltaba en su momento una ‘liga’ para llegar a jugar en la liga superior, en la máxima categoría.

C.P.: ¿A qué edad llegaste a España? 

Y.V.F.: A los 12. Hoy día tengo 22. A Colombia he venido más o menos en unas 5 ocasiones en estos 10 años.

C.P.: Pero no tienes el acento aún, ¿o sí te dicen en Palmira que tienes el acento de Canarias?

Y.V.F.: Sí me lo dicen. Mis amigos me decían que hablaba muy ‘maluco’.

C.P.: Además de jugar futbol, qué haces?

Y.V.F.: En este momento solo estudio. Voy a entrar a la Universidad a estudiar Trabajo Social.

C.P.: ¿Por qué quieres estudiar esa carrera?

Y.V.F.: Porque me permite ayudar a la gente, y ese siempre ha sido de mi interés. Trato de ayudar a las personas siempre. Por ejemplo, reúno tapas de gaseosa, se las doy luego a la Cruz Roja para que las venda y así puedan tener recursos para ayudar a la gente de diferentes maneras. Una de estas ayudas es mediante sillas de ruedas para quienes lo necesitan.


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